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domingo

DOS DE TRES

"De hecho, no son pocos los que creen que tres de los mejores libros de nueva narrativa aparecidos en los últimos años fueron de relatos: 76, de Félix Bruzzone, La hora de los monos, de Falco, y El asesino de chanchos, de Luciano Lamberti."


La nuevamente innombrada (¿innombrable?) Editorial Tamarisco se enorgullece de que no sean pocos los que crean estas cosas que se dicen, más completas, acá: http://www.perfil.com/contenidos/2010/11/06/noticia_0004.html

martes

Bruzzone Internacional





Como puede verse en la foto, la versión alemana de 76 la rompió en la Feria de Frankfurt, acompañando el raid triunfal de Félix (ganador del premio Anna Seghers 2010). Si no te enteraste del premio, andá leyendo esta nota mientras nosotros preparamos la reedición de 76 después de que el amigo Heinrich Beremberg agote su primera edición en alemán.




domingo

TAPA Y CONTRATAPA


Compartimos con orgullo la tapa y contratapa de 76 en alemán, publicada por la editorial Berenberg Verlag.

Grande Félix!!!!






miércoles

BRUZZONE lee Sueño con medusas en Berlín (“Sueño con medusas” se incorporará a la versión alemana de 76, que Heinrich “levantador de pesas” V. Berenberg publicará en Agosto).


Bruzzone se va para atrás en el sillón, bastante grande, de almohadón esponjoso, y le quedan los pies como en el aire, como volando, que es lo que intenta hacer ese cuento; a lo Perseo: volar alrededor de la medusa, liviano, matar al bicho y no convertirse en piedra. Al lado, Tom Bresemann espera para leer la versión en alemán.

domingo

Ahora se puede escuchar

Gracias a Leopoldo Brizuela, que iba a leer "La dama y el perrito" (o algun cuento así) y al final se enganchó con "Otras fotos de mamá" (uno de los míos, publicado en "Hojas de Tamarisco" y "76"), ahora el cuento   puede bajarse en MP3 y aprenderse de memoria mediante la técnica de escucharlo una y otra vez, despierto o dormido (en el colectivo, en el tren o en tu medio de transporte habitual, o en tu propia cama, de una o dos plazas, plaza y media, queen, king, futón), cual lección de idioma extranjero, cual obsesión memorística, ¡viva la memoria!

Se encuentra acá: http://weblogs.clarin.com/revistaenie-unmillondeamigos/archives/2009/11/cuentos_para_escuchar_leopoldo_brizuela_y_la_busqueda_de_la_identidad.html

PD: SEGUIMOS A LA ESPERA DE LA CONTUNDENTE SALIDA DE FÁBRICA DE "VARADERO Y HABANA MARAVILLOSA".

lunes

ACHTUNG BRUZZONE!

Los alemanes festejan la inminente publicación de 76. Que la
chupen los ñoquis difamadores!!!!, habrían vociferado las masas.

Tamarisco, empresa multinacional aliada a la CIA y fundada hace cuatro años con el propósito de chuparle la sangre a los jóvenes autores de la NNA y defraudar al erario público, está honrada en anunciar la inminente traducción y publicación en Alemania de su libro de cuentos 76, escrito por Félix Bruzzone.

Esta genial obra que modifica las maneras de narrar una etapa en la historia argentina fue seleccionada por la prestigiosa editorial Berenberg, y compartirá catálogo con textos de Ricardo Piglia y Roberto Bolaño, entre otros.
Desde las Bahamas, nuestras más cálidas felicitaciones al autor.

domingo

¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿DE RENTAS?????!!!!!

Iván Schuliaquer le pone un orden al tema y cuenta bien pero en otros términos esas charlas que hemos tenido viendo como empieza a pegar el viento más fresquito en el último verano de las necesidades, de las ambiciones.

_Ey, me aumentaron el alquiler pero no me pagaron el sueldo todavía y tuve que pedir guita prestada. Estoy medio en el horno. ¿Si te enterás de alguna changa me avisás?
***
_¿Vos sabés cómo es para tener un poco más de tiempo sin terminar robándoselo a la familia? ¿No habrá que hacer la gran Félix, la gran Fogwill, laburar de algo que no tenga que ver con escribir?
***
_Sí, a mí también me invitaron a esas jornadas, un embole.
_Bueno, pero pagan, hay que agarrar, ¿no?.
_¿En serio?¿Cuánto?
***
_Juan Diego me dijo que se cansó un poco de los Objetos...Ahora está contento pero eh.

***
_El laburo de recepcionista, en un punto, me rinde mejor, me quedan horas libres, las uso para corregir. Está bien.

Vía Crítica Iván quita cualquier fantasía glamorosa y cuenta estas historias en una doble página super bonita que resume ciertas vagas fantasías y domésticas realidades sobre cómo la gente como uno, la que no es como uno, se gana el pan o en otros términos el cronista se pregunta:

“Cuando me pregunten por la literatura argentina, voy a decir que el escritor que tiene más futuro trabaja limpiando piletas”. La frase de un periodista chileno, que hace referencia a Félix Bruzzone, sirve para ilustrar la realidad de quienes se dedican a la literatura en el país. Lejos del lugar en el que muchas veces el imaginario popular los sitúa, los escritores no sólo no viven en una casa aislada, en la montaña o frente al mar, sino que tampoco manejan sus tiempos ni se dedican sólo a escribir literatura. La realidad muestra que son pocos los autores que en Argentina viven de lo que escriben. Pablo De Santis, Federico Andahazi, Claudia Piñeiro, Guillermo Martínez y no muchos más." (...) (cáspitas que hay testimonios de Oyola, Incardona, Bruzzone entre otros y muchos datos con números también.)

Escuchen a Hebe que es una maravillosa cuentista

Vía Eterna Cadencia

"Ayer por la mañana, temprano, Hebe Uhart estuvo paseando por la librería. Le preguntamos qué libro recomendaría para la pizarra de hoy. “Yo leo muchos cuentos por los talleres, a ver qué puedo usar en la cocina”, dijo sonriendo. Mencionó una pila de autores, entre otros a Daniel Alarcón, Santiago Roncagliolo, Alfredo Bryce Echenique. Luego se quedó pensando y dijo: “me gustan mucho los cuentos de Félix Bruzzone“. (...)

lunes

Bruzzone Inrocks!


clickeando, como siempre, sobre la imagen, se logra que ésta se agrande y se vuelva legible en términos textuales.

miércoles

Bruzzone at the end at the begining y everywhere de allá pacá



Como los editores estamos orgullosos como tía jacinta por este escritor así tan proclamado que apareció cerca de nosotros hasta aprendimos a postear en inglés y hacer títulos cosmopolitas y globalizados a ver si se nos pega algo del glamour literario de nuestra decena de autores (ya podrían invitarnos a una fiesta en Palermo llena de extrajeros que compren los libros en euros, no te digo a Inglaterra, ni te digo ofrecernos alguna traducción pero tampoco estaría mal, tenemos passports e ISBN al day además de autores re copantes).

"76
Félix Bruzzone
Tamarisco
144 págs. $ 29
Sin dejar de ser un primer libro de cuentos, el autor aporta cuotas de frescura a la narrativa argentina. En un tema delicado como la dictadura, brinda nuevas reflexiones que, en su novela Los topos (Mondadori), llega al delirio."
La cuestión es que la revista "de cultura masiva", la mismísima Ñ, menciona 76 como uno de SUS ELEGIDOS DEL AÑO en las últimas ediciones de esa revista en 2008 pero...

Mientras tanto...(diría Urman)

En la redacción de ADN Cultura...

María Eugenia García lee, prepara un cuestionario pero quizá también improvisa, frente a Bruzzone, para luego desgrabar, para luego editar, para luego publicar, esta entrevista aparecida en el segundo número del reciente 2009:

"Hasta hace poco, Félix Bruzzone sólo había publicado algunos relatos en antologías de escritores jóvenes. En 2008, con apenas unos meses de diferencia, publicó un libro de cuentos titulado 76 (en Tamarisco, editorial que el autor fundó junto con tres amigos y colegas) y luego la novela Los t opos (Mondadori), dos trabajos que le han dado visibilidad dentro de la generación de nuevos escritores y que han cosechado críticas elogiosas. Hechas de la misma materia prima, las historias de Bruzzone están atravesadas, de principio a fin, por un hecho imposible de eludir: nacido en 1976, Bruzzone es hijo de desaparecidos, condición que comparten todos los protagonistas de sus ficciones.

Bruzzone habla de Los t opos como de una extensión de 76 : "La novela iba a ser un cuento. Pero nunca me cerró y se terminó estirando. Es como una especie de bonus track de 76". Lo que comienza como una historia realista, sobre un chico que se muda con su abuela frente a la ESMA y sospecha que tiene un hermano nacido en cautiverio, continúa con las andanzas del personaje que rastrea su identidad por los lugares mas inverosímiles, en una suerte de road movie desesperada y delirante, llena de situaciones impredecibles. Aquello que en los relatos de 76 aparecía contenido, en Los t opos estalla. Los personajes del libro de cuentos también han crecido al calor de familias sustitutas y viven tratando de llenar el vacío y las ausencias que los habitan. Pero de 76 a Los t opos (una novela de iniciación que explora las consecuencias que los años de la dictadura proyectan en el presente) los protagonistas parecen pasar de niños a adultos ante los ojos del lector.

-¿Por qué parte de personajes con esas características?

-Siempre trato de arrancar poniendo sobre la mesa que el personaje principal es hijo de desaparecidos. Y lo hago para ser honesto, para evitar decir las cosas a medias, para escapar de metáforas de las que se ha abusado en la literatura sobre la dictadura. Como cuando se escribe "Pasaban los Falcon verdes", por ejemplo. Con esas imágenes tan obvias se pierde fuerza. Y se pierde capacidad de cuestionar, que me parece lo más importante respecto del tema de los desaparecidos. Porque aparece un Falcon verde y los que viajan adentro son por definición todos malos. Tengo la fantasía de escribir una novela con un torturador bueno. Creo que hay cuestiones previas a la constitución de una lucha política. En el Falcon verde viaja un tipo que tiene hijos. Me parece productivo escribir desde donde escribo porque el hijo de desaparecidos tiene algo muy previo, la situación de no tener padres. Siempre va a sentir ese hueco, ese no saber qué pasó, ese origen medio bastardo. Para escribir sobre esta experiencia no necesito investigar, porque la viví. Pero en mis relatos siempre termina interviniendo la ficción, que es lo que a mí me interesa al contar una historia. Uno nunca sabe dónde va a terminar, la historia ya es libre" Continúe leyendo...

viernes

FIN DE AÑO NEWS

Salió nuevo número de No retornable.

Entre otras cosas maravillosas,
Bruzzone dialoga con Crespi sobre 76.

"Leo de corrido 76. El libro de Félix Bruzzone me pone en una situación incómoda. Situación, en términos sartreanos: encuentro conflictivo entre lo real y lo imaginario. Preparo las preguntas a partir de esa incomodidad. Sé que no son sencillas de responder. En algún caso tampoco lo serían para mí. Y sin duda son una especie de revancha que ensayo por la situación de incomodidad en que el propio texto de 76 me ha puesto. Dudo un momento: borro el documento con las preguntas, quito las partes más molestas (aunque en algún punto me resulten interesantes), reescribo otras. Sé que esto habla tanto de la relación del lector crítico respecto del texto general de la cultura como de su relación con texto literario en particular y su historia. Sé también que en estas preguntas él sabrá leer que me he tomado a 76 como un asunto serio.
MC: ¿Qué es lo que te convenció de que las historias reunidas en 76 (Tamarisco, Buenos Aires, 2008) debían formar parte de algo en cierto modo tan exterior a la verdad de la Historia como la literatura? ¿Cómo fue el momento de concepción de este libro que, desde diversos ángulos, no deja de interrogarse (con cierta obstinación pero también en cierto sentido desapasionadamente) por los modos y los motivos de la pérdida?

FB: Me gusta pensar en narrar por afuera. O que no quede claro desde dónde se está hablando. La verdad de la Historia (de la “Historia reciente”) tampoco es una cosa que uno tenga del todo clara. La represión, sí. Los Falcon verdes. Hay novelas en las que esa frase, “Falcon verde”, aparece cada cuatro o cinco páginas. Por momentos uno se pregunta si en eso no hay una parodia. Un exceso, ¿no? “Los Falcon verdes sembrados de itakas”, ahí hay algo casi carnavalesco. En 76 hay una presentación del material en clave literaria. Eso quizá da para pensar en un afuera de la verdad Histórica, o para pensar en una verdad de la ficción. Pero esas dimensiones en el fondo se cruzan. Porque hay una recurrencia a la primera persona, por ejemplo a historias que me pasaron, aunque dislocadas, etc. Es como una doble entrada, por lo menos, que a mi modo de ver implica pensar a la ficción como dimensión de lo real. No como dimensión paralela, mundo paralelo. Pensarla como otro de sus entramados: largo, alto, ancho; y representación. En la física, para que cierren los complejísimos modelos que explican la materia, las fuerzas, todo eso, postulan muchísimas dimensiones adicionales a las que manejamos habitualmente. A mí me gusta pensar que una de esas otras dimensiones es la de la representación; o la de la narración, directamente. Porque la narración tiene vida y coordenadas propias, como el triángulo de las Bermudas. Determina el rumbo a partir de su mandato rítmico, sonoro, sintáctico. Si empiezo a contar unas vacaciones en la playa que tuve a mis once o doce años lo más probable es que en algún momento el relato tenga que torcerse según las reglas que la narración le va imprimiendo. De la segunda pregunta ya te puedo contestar algo un poco más de “campo literario”, por llamarlo de alguna forma. Y es esto: si la literatura sobre los setenta se piensa a veces como algo caduco, algo que ya en los ochenta, con la llegada de la democracia, empezaba a hacer agua, a priorizar la condenación, la brecha entre malos y los buenos, todo eso, a perder riesgo, a estabilizarse en una cosa maniquea y poco sutil, o llena de sutilezas obvias, metáforas cristalizadas, etc., ¿cómo hacer para darle aliento?, para tomar ese que es uno de los grandes problemas de la sociedad y hacerlo hablar otra vez, con todo lo que eso implica. Me parece que, en este sentido, lo que vos decís, eso de la pérdida, es una clave. Porque antes de cualquier disputa, de cualquier toma de posición, las miradas de personajes que, como los de 76, perdieron a sus padres, tienen que ser necesariamente distintas. Tienen que generar una tensión, necesariamente. Y eso para mí es literariamente productivo. Engancha las cosas de otra manera, las reordena. Y todo sin tener que renegar de algo que por momentos se mezcla con esa sensación de hastío, de “otra vez una de la dictadura”. Yo no sé, pero películas de nazis se siguen haciendo, a montones. Incluso de nazis malos. Y eso que en el medio estuvo Corea, Vietnam, la guerra fría, la del Golfo, el 11 de septiembre, etc. Creo que son temas para desarrollar, no para dejar estancados o en esa especie de limbo fofo de “relatos de la dictadura”. "

domingo

"Una condición de búsqueda"

Félix Bruzzone x Beatriz Sarlo.

"Parece que sonó la hora. Félix Bruzzone, un hijo de desaparecidos, pone su experiencia a girar en una procesadora literaria que no es políticamente correcta. Su primer libro de relatos, 1976, era poco convencional, pero esos cuentos aún no habían desatado el tema “desaparecidos” de sus lazos; más bien lo tomaban al sesgo, desde perspectivas que obstaculizaban el ingreso de la lengua codificada por la ideología.

Los topos, por el contrario, hace un gesto deliberado para distanciar el tema de su tratamiento más previsible y ponerlo a funcionar dentro de los géneros literarios. En este caso el de una novela cómica, fantasiosa, con capítulos de intriga, aunque sea una intriga muy débil cuyos desvíos interesan más que la trama. De todos modos, el lado cómico y la deriva inverosímil hacen que Los topos no sea biempensante. Cuando un tema grave logra, finalmente, liberarse del biempensantismo, se convierte finalmente en algo que la literatura puede tocar. Los topos se afirma en el derecho de hablar de cualquier modo sobre la ausencia de padres desaparecidos; es el derecho de la literatura.

Sobre el tema, entonces, se puede hacer realismo autobiográfico, costumbrismo, realismo político, evocación, parodia, grotesco, novela policial, lo que sea. ¿Habría un límite? Yo lo pondría en la reivindicación realista de los responsables de la desaparición. Ese sería un límite ideológico y moral, aunque, de todos modos, estoy dispuesta a pensar sobre una literatura que me resulte moralmente repugnante. Ya ha pasado varias veces a lo largo de los siglos modernos, de Sade a Nabokov, que resultaron moralmente repugnantes, y ahí están porque no lo son o porque, afortunadamente, quienes piensan que lo son no pueden prescribir lo que es buena y mala literatura.

Sin ir tan lejos, Los topos no podría haber sido escrita hace diez años. No porque Bruzzone tenía entonces poco más de veinte, lo cual no es un obstáculo en términos literarios, sino porque debieron suceder algunos hechos para que el campo de lo “escribible” sobre desaparecidos se ampliara para aceptar el cruce de géneros y la comicidad. Se trata de hechos completamente exteriores a la literatura: la recuperación de decenas de hijos de desaparecidos por las Abuelas; la activación de HIJOS que, precisamente por plantear estrategias con las que podía no estarse de acuerdo (y muchos de los “hijos” podían no estarlo), puso en un terreno ideológico y político lo que antes se veía sólo como “derechos humanos”, desplazamiento al que contribuyó la militancia kirchnerista de algunos hijos de desaparecidos que no podían ya, en nombre de su desgracia, infligir un partidismo que era innecesario para otros; finalmente la continuación de los juicios a los terroristas de Estado a partir de la derogación de las leyes que los impedían. La restitución misma del edifico de la ESMA por el presidente Kirchner convertía a ese predio en ocasión de nuevos debates, incluso entre fracciones de las organizaciones que no se ponían de acuerdo. Todos estos hechos de la política no marcan directamente la literatura pero crean condiciones de escritura. Se ha cerrado una etapa. Bruzzone publica sus dos libros en ese marco". /Sigue acá/

viernes

"poética del aturdimiento"

(...) Lo que Anderson construye como tragedias familiares que se proyectan hacia la dimensión íntima de pequeñas comunidades en viaje, bajo la mirada de Bruzzone se transforma en tragedias políticas centradas en la condición de hijo de desaparecidos. Nace entonces una poética del aturdimiento que, pese a cierta recursividad en la prosa, despliega una verdadera máquina de guerra capaz de establecer un quiebre generacional en lo literario y de reacomodar los modos de apropiación de una variedad de discursos heredados sobre la historia nacional. Esta propuesta, que podía leerse en ciertas partes de 76 (Editorial Tamarisco), su primer libro de cuentos, adquiere en Los Topos un desarrollo cabal y acaso inesperado.(...)

Publicada en el Diario Crítica. Lea el resto pinchando aquí

martes

postales de feria, ensayos virtuales

Vendimos (también compramos, ojo) muchos libros, conocimos editores, escritores y puetas.
Algunas postales de la FEA, acá.
En breve fotos del soberbio stand de Editorial Tamarisco. Para amenizar la espera, les facilitamos éste ensayo sobre 76, de Félix Bruzzone, de autoría de Juan Terranova, publicado en la última revista la contrareforma. En ella, el lector atento de este blog también podrá disfrutar de la escritura de uno de nuestros editores, Hernán Vanoli que habla del post pop.

lunes

Sí, es cierto. Lavamos dinero.



Excelente entrevista a Félix Bruzzone, por Roka Valbuena (gracias) en el diario Crítica de hoy.


"Se puede decir que Félix Bruzzone ha ingresado en la cancha de la literatura vistiendo la camiseta número 76. La editorial Tamarisco le dio la orden de que ingrese al campo de juego y Félix, que llevaba trotando al borde del césped tantos años ofreciendo sus textos por aquí y por allá, se puso la camiseta y entró a hacer su debut con 140 páginas. En el interior de la cancha están los mismos de siempre pateando las letras. Fogwill desnucando a los rivales, Ricardo Piglia pactando con el árbitro el alargue del tiempo, César Aira distraído mirando la platea y, entre medio de todos, cargando ocho cuentos, ha aparecido con sencillez Bruzzone.

Para Bruzzone el número de su camiseta no es casual: 1976 es el año de la vida y el de la muerte. Es el año en que nació. Pero también en el que aquellos que le dieron la vida, Félix y Marcela, fueron raptados por los militares. Es el año en que Félix Bruzzone, gracias a la dictadura, se transformó en un hijo de desaparecidos. Y, bueno, por todo eso, 76 –así, seco– se llama su primer libro de cuentos.

“Estos cuentos se mezclan con la autobiografía”, dice, con certeza, Bruzzone, maestro de primaria en reposo, actual limpiador de piletas de natación de la zona norte, casado, padre de dos hijos pequeños. Son ocho cuentos en los que la desaparición de sus padres flota en todos los relatos, pero, tal vez, con una mirada novedosa: Bruzzone no juzga a nadie. En sus cuentos hay más nostalgia que furia. Más humor que odio, siempre hablando desde su condición autobiográfica.

“La constante de los personajes es que son hijos de desaparecidos. Lo que pasa con alguien en esta condición es algo que no se lo tengo que preguntar a nadie, por eso sentí que era productivo literariamente narrar desde ese lugar”, dice el autor de 76.

Se enteró a los ocho años de que sus padres no habían muerto en un accidente. Su padre, piensa él, fue trasladado a Córdoba. Su madre a Campo de Mayo. Bruzzone cree que a Marcela la arrojaron al mar. Treinta y dos años después de ese suceso aparece en librerías la recopilación de su pacífica búsqueda personal. “En la literatura argentina, con respecto al tratamiento de la dictadura, hay una premisa muy fuerte sobre a quién ponderar y a quién no. Se dice que Videla era malo o que los militares eran malísimos. Pero mi idea de la literatura es que tiene que dar cuenta de los problemas, más que juzgar. El juicio lo hace el lector después”, lanza con toda tranquilidad. Y eso lo dirá después otra vez. Los malos no son siempre malos, dirá. Los malos también son humanos, dirá con la misma voz de reposo que aparece con letras en su libro.

–¿Usted siente que pertenece a una hornada de nuevos escritores? "

(CONTINUE LEYENDO AQUÍ)

(recuerde que, desde el interior, puede adquirir su ejemplar vía LIBRERÍA CAPITULO DOS)

miércoles

voluntad de acero para el filoamateurismo hasta la independencia siempre (76 según guillermo belcore)

http://labibliotecadeasterion.blogspot.com/2008/09/76.html

(me quedo con la parte que dice "obra indispensable", ¡EPA!; y con la posdata, que directamente copio y pego)

"PD: Me fatigué tratando de conseguir el libro. En el blog de la editorial se detallan los puntos de venta (en Eterna Cadencia a mediados de agosto no estaba). Hay algo conmovedor en los afanes de Tamarisco. Sus esfuerzos por ganarse un lugar bajo el sol merecen la mejor recompensa. ¡Qué vendan muchos libros y qué no pierdan el espíritu amateur (en el mejor sentido del término) en el camino!"

viernes

La presentación de 76, por Damián Ríos

Las vacaciones de una familia en la playa y una revista porno que se disputan tres amiguitos; un vehículo militar que estuvo en Malvinas; las fotos de tu madre joven; la chica más flaca con la que estuviste; una agenda vieja y una tía loca; el diálogo embrutecido por el alcohol de dos señoras en la playa; aprender a fumar; el relato de un viaje alucinado, bien argentino, de tres amigos. Estos son apenas rasgos de cada uno de los cuentos que conforman 76. Ni siquiera son los rasgos más importantes. Dice un viejo poema escrito en medio de las pasiones de los 70, o de los 60 o quien sabe tal vez hable del 2008:
“Entre no saber nada y saber lo que los otros
quisieron que supiera
debí elegir lo primero;
y después de haber dado rotunda finalidad a un escupitajo
hubiera aprendido con mis propias costillas,
con mis intestinos recorridos por cólicos;
hubiera andado derecho
dinamitando a mis espaldas los que debió ser dinamitado…”
El poema es de Giannuzzi, habla de la Historia, con mayúsculas, y lo traigo a esta mesa porque entiendo que 76 se inscribe en la tensión de “entre no saber nada” y “saber lo que los otros quisieron que supiera” y le pone el cuerpo a esa tensión, que es incómoda, y lo pone en cuentos, en palabras, en tonos que van configurando pequeñas tramas.
En “En una casa en la playa”, las relaciones de poder que se describen son mínimas; tres chicos se disputan la propiedad y el uso de una revista porno en unas aburridas vacaciones con dos abuelas. Como en todas las vacaciones, llueve bastante, y el narrador termina enfermándose después de quedarse una tarde en el mar en un día desapacible, en un acto de resistencia a sus dos amigos que le reclaman la revista y que no se animan a meterse en el mar. El narrador, huérfano, elige refugiarse en un lugar inhóspito ese día, el mar, lejos del alcance de sus enemigos. “Siempre es difícil explicarle a un desconocido que uno no tiene mamá”, reflexiona el narrador y de alguna manera se incluye a sí mismo en esa dificultad y con esa frase pone uno de los cimientos de 76.
En “Unimog” la disputa es por el destino de un subsidio, que debería ser utilizado para arreglar una casa y que en cambio es destinado a la compra de un viejo Unimog, un vehículo de guerra que tal vez estuvo en Malvinas, según el vendedor. El subsidio cobrado es a cuenta de la indemnización que recibió el personaje a causa de la desaparición de su padre, que antes de desaparecer participó en un episodio heroico de la guerrilla urbana de los ’70, la toma del Comando 141 de comunicaciones del ejército, formando parte de la compañía “Decididos por Córdoba”, del Ejercito revolucionario del pueblo. Como en ese episodio guerrillero, el personaje se sube a su Unimog y se dirige a Córdoba, decidido.
En “Otras fotos de mamá” la entonación del cuento es resignada ante una búsqueda infructuosa. La esperanza de que un desconocido le diga algo relevante acerca de la madre desaparecida se frustra; la única esperanza, parece decirnos el cuento, es la literatura, no por lo que nos quiera decir, en el sentido de expresión, porque precisamente el acto de escribir a veces impone un desvío y una distancia entre lo que se quiere expresar y lo que finalmente se cuenta, sino por lo que se pone en juego al poner a funcionar un artefacto literario, con sus herramientas, sus juegos, sus recursos, sus artes.
En “En lo que cabe en un vaso de papel” mientras Bárbara y el narrador histeriquean y deciden qué hacer o qué no hacer con sus respectivas carreras universitarias y con sus vidas, un grupo de obreros, frente al balcón en el que toman mate, avanza rápidamente en la construcción de un edificio más alto “con máquinas ruidosas que a pesar de la distancia se oían nítidas, insistentes”. La trama después toma otros desvíos, la relación se corta, y en una llamada telefónica se terminan diciendo “gracias” y “mucha suerte”.
La revisión de una vieja agenda y la relación con la tía Rita, que piensa que nada sucede porque sí, confluyen en “El orden de todas las cosas”. El relato se resuelve en las peripecias a las que es llevado el narrador, que todo el tiempo está dominado por la tensión del orden que impone esa vieja agenda y la consecuencia de la tía Rita con sus peculiares principios.
En “Susana está en Uruguay”, otra vez la playa que junto al alcohol matizan la espera de Susana. Pero Susana no está en Uruguay, eso lo sabemos desde antes de empezar a leer el cuento y entonces esos diálogos en los que está estructurado el relato nos van proveyendo de las huellas de una tragedia familiar inscripta, a su vez, en una tragedia nacional.
Un cigarrillo que permita fumar bajo la lluvia, sí, pero la esperanza de encontrar un pretexto que permita salvarse de algo más grave a la que podemos llamar “La historia”, o de sus consecuencias, es el tema de “Fumar abajo del agua”.
La locura o el delirio dominan “2073”, un relato de anticipación que también funciona como reflexión sobre la historia. 2073, 1973, 2008. Una palabra lleva a la otra, esta a una frase y a otra frase y entonces una voz, un tono que echan luz sobre la trama que compone ese relato alucinado conque termina el libro, y uno no sabe si de alguna manera ya la leyó en los otros cuentos de 76, o si fue en otros libros, o fue algo que alguien dijo hace tiempo. Y ahí se produce esa confusión que a veces genera la literatura, cuando aparece la historia y no sabemos si se trata de un delirio, de un sueño o de un recuerdo propio, o si en realidad no es ese modo de contar el que hace pasar una alucinación por una historia o una historia por una alucinación y es a ese procedimiento que le llamamos literatura.
Tensionados entre saber y no saber algo de la Historia se han escritos estos cuentos, tensionados entre arriesgarse y no, pero al final de algo se enteran, algo se sabe, al final se arriesgan.
En la contratapa las palabras “Autobiografía”, “libro de cuentos”, “protonovela” y “novela rota”. La literatura del yo no existe, es sólo un pretexto para la publicación de artículos en libros colectivos que dan puntaje para una carrera académica, algo totalmente lícito pero no esperemos creerque eso sea verdad. Si se quiere, aceptemos que existe pero que es ajena al impulso que lleva a ponerse a escribir un libro o a leerlo. También se habla mucho de las literaturas generacionales. En todo caso hay que decir que este libro da cuenta, con su tono a menudo intimista, de una tragedia personal que también señala una tragedia histórica, que tiene fechas, cifras, y se hace cargo de ellas desde el mismo título. Pero, yo lo sé muy bien, escribir contratapas es difícil y a mí nunca me salió ninguna como la gente. ¿Qué más puede decir un editor acerca de un libro que eligió entre decenas? Llegado ese punto, ya no hay nada que decir, sólo hay que poner la plata para la producción del libro y tratar de hacer bien el trabajo.
Como personajes de un cuento de Bruzzone, inventamos una empresita con un amigo para tratar de vivir de ella. Nos llegan mails de todos tipo: autores que quieren que los representemos, novelas, libros de cuentos, borradores de proyectos y preguntas. Ayer, cuando releía 76 me entró el mail de una señora a la dirección de mi empresa cuyo asunto decía: “ayuda” y seguía así: “necesito ayuda para publicar un buen libro pero no se como aserlo necesito ayuda”. Nada más, ninguna firma. Al principio me causó gracia, pero después me preocupó. Hay, en alguna parte de la Argentina, una mujer que está convencida de que escribió un buen libro y su problema es que no sabe como publicarlo y me escribe. Le contestaría diciéndole que es más difícil escribir un buen libro que publicar, pero no creo que eso calme su angustia ni que la tranquilice, y además eso no es lo importante. Le escribiría diciendo que la puedo ayudar, pero lo más seguro es que ese libro ni siquiera me parezca tan bueno. Pero hay que ponerse en mi lugar. Los cuentos de 76 me conmovieron al punto que tengo más preguntas que certezas. Estoy conmovido por este libro y estoy pensando este libro y anotando mentalmente una serie de preguntas que le quiero hacer al autor acerca de sus gustos, sus elecciones, sus afinidades, etc., y me entra el mail de esta señora, que no hace otra cosa que angustiarme. Señora, si escribió un buen libro póngase a escribir otro, no se preocupe por publicar y lea a Bruzzone, está editado por Tamarisco, debería contestarle. Se trata de un libro de cuentos que trabaja entre otras cosas la orfandad, que no es otra cosa que la desesperación que implica la imposibilidad de tener padres. Los personajes de Bruzzone no pueden tener padres y ésa es su tragedia y de esa tragedia esta hecha amorosa, tiernamente su literatura. Venga esta noche a la presentación, por menos de treinta pesos se lleva un ejemplar. Los periodistas ya andan diciendo que es el libro del año pero usted y yo sabemos lo proclives que son los periodistas a encontrar libros del año a cada rato, todas las semanas, todos los días, en cada posts algún blogoperiodista reclama para sí el descubrimiento del libro del año; siempre fueron así, señora, los periodistas, es parte de su profesión. Y este libro, señora, no tiene padres literarios. Tiene abuelos, porque los cuentos están marcados por el magisterio que ejercieron en el género figuras como Cortázar y Walsh, antes que Aira o Fogwill. Nadie elige a sus padres pero sí puede elegir si quiere o no vivir con sus abuelos y se reserva el derecho de elegir a los afectos con las que encarará proyectos literarios y editoriales o ciclos de lectura. Y la publicación de este libro en Tamarisco, señora, y no la publicación de uno suyo o uno mío, habla de eso. Todas las noches, en Buenos Aires, en Córdoba, en Rosario, en Bahía Blanca, en toda la Argentina, hay alguien leyendo su poema o su cuento a un pequeño auditorio. ¿No es increíble? También es hermoso. Señora, usted y yo somos mayores. Ya es tiempo de que dejemos la literatura. Sentémonos a mirar cómo se las arreglan Bruzzone y sus amigos con ella. Veamos qué hacen ellos con las palabras, escuchémoslos sonar. Al final, estoy seguro que va a ser emocionante. Mientras tanto, es conmovedor y a veces admirable.
Muchas gracias.

miércoles

76 reseñado en Ñ

En la Ñ de este último sábado, Virginia Cosin hizo una lectura más que interesante de 76. Acá va una parte del primer párrafo de la reseña:


"De un tiempo a esta parte, las representaciones -sobre todo en el cine-, de la úlitma dictadura militar en la Argentina, comenzaron a abandonar cierto discurso instalado cuya visión de la historia respondía a modelos binarios: bien-mal, verdad-mentira. En el ámbito de la literatura, sin embargo, este proceso parece demorarse (...) esta parte de la historia argentina hasta ahora ha sido elidida o tramitada con un lenguaje impostado y pretencioso. Resulta, entonces, un acontecimiento la aparición de un libro como 76."


En breve, la versión completa y escaneada.