jueves

quiero decir

Ayer me pidieron que acompañara a Vanoli al programa de radio Viene a cuento, donde leerían “Llegar a otro miércoles”, publicado en Hojas de Tamarisco, y hablarían (hablaría, yo, para eso me necesitaban) sobre las editoriales independientes, los escritores jóvenes, cómo es abrirse paso en el “mundillo literario” a tan corta edad y etcéteras. Junto a nosotros, además, estaría Ana María Shua, cuyo cuento “La sueñera” sería interpretado por una actriz convocada para la ocasión. Como siempre, llegué primera. Saludos correspondientes y a esperar. “Ahí está Ana María con su hija Paloma, que dice que te conoce” me dijo el productor del programa.

Escena del sillón, tras los vidrios, mientras la actriz se preparaba para leer:

V: Hola
P: Hola
A.M.: Hola
P: Ella es Violeta, fue al Nacional conmigo, es de la editorial
A.M: Sí, ya sé
V: ...(sonrisita)
A.M : Me encantó el cuento de Hernán
V: Sí, es bueno
AM: ¿Viene?
V: Sí viene, lo que pasa es que está con Salmonella
A.M: uhh, pobre…
P: uhh...
V: Sí, pobre.
A.M: qué feo...
V:...
AM: Me encantó su cuento.
V: Sí, es bueno, es muy bueno.
P: ...
A.M: Andá si estás cansada, andá.
P: Sí, es que ya que estoy quería conocer al muchacho.
V: ...(sonrisa)
AM: es gay (abanico)
V: ¿Qué?
AM: Hernán, ¿es gay?
V: ah, no…, no…
P: ...
AM: muy bueno, muy bueno...


Y llegó nomás, “el muchacho”, segundos después de que Paloma se fuera. Presentaciones mediante, ya todo el mundo sabía de su Salmonella que me encargué de difundir para hacer más estoico el gesto de estar ahí a las 12 de la noche ...Y pasaron más cosas, chismecitos, anécdotas, pero ahora no tengo ganas. Tal vez más tarde. Lo que me importa decir ahora es que entramos, leyeron, hablamos y jugamos a que sí, nos hicimos los que, nos creímos todo lo que decíamos y al final nos fuimos muertos de risa diciendo “mira cuando...” y algo que te dije, que ahora vuelvo a decir, es que haciendo abstracción de todo me encantó escucharte Hernancito, de verdad. Me emocionaste. Porque son esas reflexiones, comentarios, gratitudes, esas cosas tan así que nos pasan las que me hacen quererte, quererlos tanto, y tener ganas de seguir aunque cueste, mucho, pero mucho.
Vamos Tamariscos que en marzo se viene, se viene, se viene.
Y si mi puse cursi ¿sabés que? Me chupa un huevo.

P.D: cada vez que alguien lee el cuento de Vanoli sin conocerlo, pregunta si es gay. Cuántos prejuicios quedan en ciertos lectores...¿no? (Y qué mala lectura, por cierto: ¿no entendieron, todavía, que no hay marca de género en los personajes?)

jueves











Somos tipos duros, no nos vengan con Tamariscos, ¿sí?...

miércoles

**no todo es glamour, baby, en el mundo de las lecturas y de la fresca nuestra literatura lumpen

...nunca importa cuán talentoso eres

** pero todo todo se puede contar


"Ultimo momento: Abuchean a Funes en lectura"

(Tamarisco recomienda, esta semana, la gran narración de un cronista épico)

martes

wilde y la dulce decandencia

Publicado en "La biblioteca ideal" el pasado domingo en Cultura de Perfil.

El fracaso del hedonismo absoluto

Que las masas se sienten atraídas por la desgracia de ricos y famosos no es ninguna novedad. Cuando Oscar Wilde –ya consagrado artista, hedonista supremo y poseedor de una fortuna considerable- fue condenado por cometer "actos ofensivos a la moral" (eufemismo de homosexualidad), la sociedad victoriana de clase media, escandalizada, lo festejó. Se sabe también que los amores tortuosos despiertan cierta curiosidad (y morbo); más aún si están narrados en clave autobiográfica. En 1897, en su calabozo, Wilde escribe De profundis, una extensa carta a Alfred Douglas. Comienza con un cálido "Querido Bosie", precedido por un título grave: "La tragedia de mi vida". Lo que sigue son acusaciones que parecen ser las del amante traicionado; a los reproches se suman justificaciones sobre el pasado compartido que él reinterpreta una y otra vez. La primera intención parece ser el ajuste de cuentas. "Nuestra trágica y deplorable amistad ha terminado para mí de un modo funesto (...) siento mucha tristeza al pensar en mi corazón, antes henchido de amor, está ya para siempre lleno de maldiciones, amargura y desprecio." Cumpliendo el mito del descenso a los infiernos, Wilde escenifica su propio calvario para representar, también, la reconversión: de su vida plagada de excesos al examen de conciencia que incluye reflexiones sobre el sentido del dolor y su papel en el hecho creativo. Aquí todo se vuelve más interesante: al atractivo de la tormentosa historia de amor se le suma una especie de catarsis conducida racionalmente, con el eje puesto en una suerte de teoría del arte. Según dice, una vez le comentó a André Gide que todo lo dicho por Platón y por Cristo podía trasponerse a la esfera del arte: "No sólo la íntima relación entre la personalidad de Cristo y la perfección es lo que constituye la verdadera diferencia existente entre el arte clásico y el romántico, y lo que hace aparecer a Cristo como el verdadero precursor del romanticismo".



Reseña de Lo que se pierde, de Alejandra Zina. Editorial: Carne Argentina


¿Qué busca uno en un libro de cuentos? ¿Qué espera encontrar si ese libro es pequeño, reciente? Si la editorial es independiente, si ya se ha leído tanto...

Desde el principio, Lo que se pierde, de Alejandra Zina, sacude cualquier presupuesto de lectura: arremete contra la parsimonia y se aparta de la corrección política sin ser pretensiosamente transgresor. Al desconcierto inicial que provocan los chicos que en la puerta de la iglesia le gritan a la mendiga “vieja puta” sigue otra cosa: no es la obviedad del gesto buscado sino la calma de quien transita seguro por un terreno sinuoso: la vieja puta es, en efecto, una vieja puta, o una pedófila, o alguien que al haber soltado los lazos de la razón trasciende cualquier prurito moral. Sea como fuere, el chico sucumbe a la trampa como el lector a la destreza narrativa. ¿Cómo se llega a este punto? Sutil el pasaje de la crueldad pequeburgue a un despertar sexual tan abyecto como excitante, desagradable e inquieto: acaso venganza acaso favor, la certidumbre está ausente en éste y todos los cuentos de Zina. Como los varoncitos que rodean a Elizabeth, Lis, tirada sobre la tierra con las piernas abiertas en el cuento “Baldío”. Si el Mayor los dirige a todos, la chica, motor del relato, no tiene voz. La duda, entonces, acelera la acción: ¿quiere Lis ser cogida por todos? Está muy bien maquillada y lanza lo que se infiere serían gemidos, pero también está inmóvil, araña la tierra, aprovecha la primera oportunidad para bajarse la pollera y salir corriendo. Y en el medio, la propia sexualidad puesta en duda: quién gime y por qué gime, la casta edilicia y los derechos de acción, la imposición o el deseo de ocupar ellos mismos el lugar que antes ocupaba la chica. O la muerte y el asesinato porque sí, sin razones aparentes, sin ningún tipo de explicación. No importa por qué “el hijo” decide matar al padre; no importa por qué esa mucama “con cama adentro” debe someterse a los reclamos inusitados de la patrona, no importa por qué a un hombre llamado “Waldemar” se le deshace la oreja hasta caer putrefacta en el teclado de la computadora. Las cosas ocurren y en este sistema, funciona. No hay valores, no hay jerarquías, el pacto de lectura implica no cuestionar sino aprehender ese universo, seguirlo con minucia: el detallado relato de la muerte, los insistentes reclamos que encubren el pánico, el avance tedioso del deterioro corporal. Todo, todo, es aceptado como se acepta lo inevitable.
Si bien “Carioca” parecería, en principio, apartarse del resto, pronto se acopla a la sensación general de inquietud de los otros cuentos. Remitiendo a los clásicos ejercicios de narración, el relato alterna monólogos durante un cumpleaños de quince: los compañeros, el tío, la tía...Sin embargo, esta apariencia naif de la propuesta se ve de pronto atravesada, agrietada, por la incorrección del adolescente ( “con matías, los dos, queremos garcharnos a Vanina Lipnik. Tiene unas tetas grandes como Pamela Anderson, también tiene nariz ganchito y estrella de David pero todo eso no importa, del cuello para arriba no importa”) o por las sugerencias del tío borracho dedicando a cámara unas palabras “para la cumpleañera”:

“A ver, a ver. Bueno, no sé. Cuando viniste con nosotros a Mar Chiquita, en el 85. ¿Te acordás?(...)la tercera ola nos revolcó hasta la orilla como dos lobos marinos. Te levantaste con la bombacha hecha una bolsa de arena y de tan pesada se te resbalaba de la cintura. No quisiste salir del agua así, me pediste que la lavara y te sacara toda la arena. Por debajo del agua me pasaste la bikini y la froté hasta que volvieron a verse los ositos. Yo me encargué de subírtela, me pediste que te la apretara fuerte porque si no, te quedabas en el agua hasta la noche...”

Finalmente, el libro termina con un cuento que retoma el primero: “Picazón”. Es aquí, entonces, donde el círculo cierra o, según se mire, tal vez vuelva a abrirse: es el mismo protagonista quien, quince años más tarde, decide volver a la casa de la vieja mendiga para ajustar asuntos pendientes. De ahí en más, el lector lo acompañará en su búsqueda y en el impactante resultado final que nos privamos de adelantar en esta reseña.
Lo que se pierde es un libro ágil, que moviliza y genera esas sensaciones que llevan a releer un párrafo, subrayar una frase, quedarse pensando... “¿pero esto es...?” Es cuestión de estar atentos, mirar para todos lados, aguzar un poquito el criterio a la hora de soltar el a esta altura trillado “nuevas voces de la literatura argentina”.

lunes

Promiscuidad Editorial III


Finalmente todo sucedió. Después de días de corridas, entre niños, entre viajes y trabajos (y viajes por trabajo), sonrientes y sudados, turnándonos para estar en Periférica, intercomunicados constantemente, cubriéndonos entre todos, reportándonos para ver si había que ir a buscar el parlante, desesperados porque a último momento parecía que no teníamos micrófono, y la gente que no mandaba los textos, y el supermercado para comprar el trago tamarisco que en vez de verde resultó rojo pero que de todas formas fue un éxito, y el proyector, el bendito proyector que no llegaba y, y, y...pero al fin, siete y media de la tarde, bruzzone y gorodischer llegando con los últimos elementos necesarios, vanoli y budassi recibiendo a la gente, la terraza estaba a punto para poder comenzar.
El clima, dicen, fue distendido. Todos, dicen, se fueron contentos. Y nosotros, decimos, nos quedamos conformes porque no faltó nadie: Molina (Entropía) con su niño, Levin con sus malos augurios, Romero (Gárgola) con su simpatía, Oliva (La creciente) con su suavidad, Kogan (El interpretador) con su buena predisposición, Rombolá (Los asesinos tímidos) con su seductora timidez, Gómez y Linne con el aguante de siempre, Erlan con sus groupies, Moret con su determinación, Leonel y sus explicaciones, Mavrakis y sus textos noventosos, un sello personal, Urman y su talentosa gravedad, Funes y su impecable, impecable, actuación. Los tragos nos entonaron, las lecturas fueron buenas, los panes se disfrutaron como en ceremonia pagana, la gente se conoció, se reencontró, se leyó, se escuchó, se rió y se aplaudió. Así que esta pincelada de inocencia, de beatitud, de bondad. Todo color de rosa, todo amor y felicidad, todo augura un futuro brillante gracias al encuentro tamarisco que más allá de las maldiciones de Levín, que auguraba lluvia, truenos e incluso la muerte de algún asistente bajo la pantalla; resultó salir más pero más que bien.

Promiscuidad Editorial II

Sobre el festival Tamarisco de Verano; encuentro fin de año que organizamos el viernes


Amplían, desde ángulos diversos,


Matías Pailós, que afirma: "Todo escritor es preescritor" y dedica al debutante -en lecturas públicas- Joaquín Linne, un par de renglones.

Playmóbil Hipotético, antes de su cumpleaños, idem.

Promiscuidad Editorial I

Luego de un fin de semana agitadísimo, podemos apuntar:
El encuentro,gracias a todos, estuvo más que bien...
A pesar de las maldiciones de Federico Levín, uno de los autores invitados ("se va a largar a llover"; "se va a caer la pantalla encima de alguien"). Con lo cual, quizá, los comentarios del autor se conviertan, para todos, en una suerte de cábala en el futuro.


La pantalla: ¡Funcionó!
Leyeron todos. Vino mucha gente. El trago Tamarisco mutó en fuxia daikiri de frutilla y nadie se quejó.

Otros, hicieron performance: daba miedo, casi, ver a un Funes serio, rapado para la ocasión, en la piel de un militar de alto grado, que terminó siendo un personaje ambiguo y con cierta sensibilidad.

Continuará...

viernes

HOY
TAMARISCO DE VERANO
Promiscuidad Editorial

Convocamos autores de proyectos independientes y los juntamos en una terraza. Alta Lectura. ¡Vení!
Pasaje Bollini 2268/ entre Peña y Melo. 19.30 hs. PUNTUAL.


Marina Kogan (revista elinterpretador.com)
María Eugenia Rombolá (revista Los asesinos tímidos)
Ignacio Molina (Editorial Entropía. Autor de Los estantes vacíos)
Leonel Livchits (Editorial Tamarisco. Autor de Toronto no)
Lucas Funes Oliveira (Editor y escritor de Papel, gestionador nato, artífice de Los Mudos)
Ricardo Romero (Editor de Gárgola Ediciones, Autor de Tantas noches como sean necesarias)
Federico Levín (miembro de El quinteto de la muerte; Autor de Historias higiénicas)
Eloísa Oliva (Editorial La creciente -Córdoba)
Julián Urman (Futuro autor de Tamarisco)

*Nicolás Mavrakis* Natalia Moret *Joaquín Linne *Matías Gomez *Diego Erlan

jueves

hoy (y el sábado y el domingo) estamos acá hasta bien entrada la noche...
lo que nos impide estar al mismo tiempo en otros lugares. Parece obvio.
Lo es. Pero vale la pena no herir susceptibilidades.

miércoles

relajá

Editorial Tamarisco convoca autores de distintas editoriales para este hermoso encuentro de fin de año.

Papel
Entropía
Gárgola
La Creciente
Los asesinos tímidos
El interpretador
(y, sí, Tamarisco mesmo)
y diversos autores convocados para la ocasión.
¡Venite!

martes

Dicen que todo va a salir bien.
Periferica+Tamarisco de verano+todolodemás
preguntan quién es la chica que lee Hojas en el flyer.
bien podría ser sonia, viole -¿tremendas vanidosas? ¿se leen a ellas mismas?- o la siempre generosa bombachita punk

Mientras tanto, consejo:

"Que no se te vuelen los pajaros"

El cocinero es el primero en difundir:
¡sigan el ejemplo, patanzuelos!

lunes

ya sé, ya sé

que tenés la lectura del martes de Alejandría o de Carne Argentina...
que el miércoles...
y el jueves las chicas

tODO mUY lindO pAra lLegar al VIERNES

ENCUENTRO TAMARISCO DE VERANO
Promiscuidad Editorial

Están todos metidos...¡¡¡¡¡¡¡Vengan!!!!
Traigan gente y alegría para tirarse bajo el cielo azul...

19.30 hs
PASAJE BOLLINI 2268 (Entre Melo y Peña)


Mientras tanto, desde el miércoles,
estamos
acá