viernes

FIN DE AÑO NEWS

Salió nuevo número de No retornable.

Entre otras cosas maravillosas,
Bruzzone dialoga con Crespi sobre 76.

"Leo de corrido 76. El libro de Félix Bruzzone me pone en una situación incómoda. Situación, en términos sartreanos: encuentro conflictivo entre lo real y lo imaginario. Preparo las preguntas a partir de esa incomodidad. Sé que no son sencillas de responder. En algún caso tampoco lo serían para mí. Y sin duda son una especie de revancha que ensayo por la situación de incomodidad en que el propio texto de 76 me ha puesto. Dudo un momento: borro el documento con las preguntas, quito las partes más molestas (aunque en algún punto me resulten interesantes), reescribo otras. Sé que esto habla tanto de la relación del lector crítico respecto del texto general de la cultura como de su relación con texto literario en particular y su historia. Sé también que en estas preguntas él sabrá leer que me he tomado a 76 como un asunto serio.
MC: ¿Qué es lo que te convenció de que las historias reunidas en 76 (Tamarisco, Buenos Aires, 2008) debían formar parte de algo en cierto modo tan exterior a la verdad de la Historia como la literatura? ¿Cómo fue el momento de concepción de este libro que, desde diversos ángulos, no deja de interrogarse (con cierta obstinación pero también en cierto sentido desapasionadamente) por los modos y los motivos de la pérdida?

FB: Me gusta pensar en narrar por afuera. O que no quede claro desde dónde se está hablando. La verdad de la Historia (de la “Historia reciente”) tampoco es una cosa que uno tenga del todo clara. La represión, sí. Los Falcon verdes. Hay novelas en las que esa frase, “Falcon verde”, aparece cada cuatro o cinco páginas. Por momentos uno se pregunta si en eso no hay una parodia. Un exceso, ¿no? “Los Falcon verdes sembrados de itakas”, ahí hay algo casi carnavalesco. En 76 hay una presentación del material en clave literaria. Eso quizá da para pensar en un afuera de la verdad Histórica, o para pensar en una verdad de la ficción. Pero esas dimensiones en el fondo se cruzan. Porque hay una recurrencia a la primera persona, por ejemplo a historias que me pasaron, aunque dislocadas, etc. Es como una doble entrada, por lo menos, que a mi modo de ver implica pensar a la ficción como dimensión de lo real. No como dimensión paralela, mundo paralelo. Pensarla como otro de sus entramados: largo, alto, ancho; y representación. En la física, para que cierren los complejísimos modelos que explican la materia, las fuerzas, todo eso, postulan muchísimas dimensiones adicionales a las que manejamos habitualmente. A mí me gusta pensar que una de esas otras dimensiones es la de la representación; o la de la narración, directamente. Porque la narración tiene vida y coordenadas propias, como el triángulo de las Bermudas. Determina el rumbo a partir de su mandato rítmico, sonoro, sintáctico. Si empiezo a contar unas vacaciones en la playa que tuve a mis once o doce años lo más probable es que en algún momento el relato tenga que torcerse según las reglas que la narración le va imprimiendo. De la segunda pregunta ya te puedo contestar algo un poco más de “campo literario”, por llamarlo de alguna forma. Y es esto: si la literatura sobre los setenta se piensa a veces como algo caduco, algo que ya en los ochenta, con la llegada de la democracia, empezaba a hacer agua, a priorizar la condenación, la brecha entre malos y los buenos, todo eso, a perder riesgo, a estabilizarse en una cosa maniquea y poco sutil, o llena de sutilezas obvias, metáforas cristalizadas, etc., ¿cómo hacer para darle aliento?, para tomar ese que es uno de los grandes problemas de la sociedad y hacerlo hablar otra vez, con todo lo que eso implica. Me parece que, en este sentido, lo que vos decís, eso de la pérdida, es una clave. Porque antes de cualquier disputa, de cualquier toma de posición, las miradas de personajes que, como los de 76, perdieron a sus padres, tienen que ser necesariamente distintas. Tienen que generar una tensión, necesariamente. Y eso para mí es literariamente productivo. Engancha las cosas de otra manera, las reordena. Y todo sin tener que renegar de algo que por momentos se mezcla con esa sensación de hastío, de “otra vez una de la dictadura”. Yo no sé, pero películas de nazis se siguen haciendo, a montones. Incluso de nazis malos. Y eso que en el medio estuvo Corea, Vietnam, la guerra fría, la del Golfo, el 11 de septiembre, etc. Creo que son temas para desarrollar, no para dejar estancados o en esa especie de limbo fofo de “relatos de la dictadura”. "

No hay comentarios.: