viernes
Urman y Mario (una escena)
Ustedes recordaran a Mario. El de Galgos y conejas. Bueno, me contó que conoce a Urman, el salvaje. Fue así: Urman estaba sobre el escenario del set de filmación de la película que iba a tener su música (nombre: Galgo corredor –sí, Urman hace música de películas-) cuando llegó el helicóptero de Mario. El reconocimiento fue inmediato (teoría de los espiritelis sin beso) y el amor casi un sobreentendido (la histeria siempre juega algunas cartas, canta truco con un dos, conversa sobre la capacidad de mentir del oponente). El trombón en la boca de Urman sonaba como una topadora y las medias de Mario (el helicóptero lo traía de la cancha de golf en donde estaban filmando esa escena de Un día de furia) se enrulaban, bajaban hasta el tobillo y subían hasta la ingle, se estiraban, calentaban y enfriaban cada pelo de sus piernas. O sea que la fiesta brillaba. Y fue entonces cuando Mario gritó: ¡suban el volumen!, y la topadora fue camión cisterna, grúa, jet. Una potencia desencadena otra potencia, y ambas, en algún momento, se potencian (acá la visión del amor como una rosca sin fin). La obra conjunta de Urman y Mario, esa noche, fue de locos. Mario tiene el tape, pídanlo en producción. Urman, por el momento, y hasta tener su novela en la calle, se llama a un respetuoso silencio, no sea que aquellos trotes puedan opacar (siempre hay alguien encargado de arrojar sombras sobre seres radiantes, envidia, perspicacia, idiotez) su atlético porvenir.
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4 comentarios:
grosso como siempre, usted, tamarisco F.
Mario es Mario Mactas?
no, creo que el mono
cuando sea grande quiero escribir como usted, master.
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