martes

Me gusta cómo lo dice


"Un poeta no puede leer a otro poeta, ni un novelista a otro novelista sin comparar su propia obra con aquella. A medida que va leyendo, sus opiniones se manifiestan así: ¡Mi Dios!¡Mi bisabuelo!¡Mi Tío!¡Mi enemigo!¡Mi Hermano!¡Mi imbécil hermano!"

W.D. Auden

(cada uno va creando, por supuesto, su colección personal de filiaciones, en términos más o menos soeces)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Baño de atrás de mi casa. Hay una línea que va de la ventana al inodoro. Hoy la estuve inspeccionando lentamente. En realidad, pasé corriendo, tapándome los ojos. No es más que un producto de mi obsesión temprana. Casi de madrugada. Cuando me decido a mear. Por la mañana, necesito leer un libro. Agarrar con la otra mano que no está ocupada en tenerme la pija, alguna revista vieja, algún cuento de Borges. Solo cuando mis ojos se posesionan de alguna letra o imagen tranquilizadora puede el liquido ser eyectado de mi cuerpo.
La línea no es más que una sombra que va del escritorio a la biblioteca y que la luz de la ventana me hace creer que la pieza de atrás, esa llena de frío y escombros burocráticos, es un límite. Un espacio que no puedo cruzar. Entonces indefectiblemente, cada mañana, medio dormido, con una semi-erección, por mis incontenibles ganas de mear, entro por esa puerta que ya no cierra por lo hinchada de humedad, y siento como si violara algún receptáculo ajeno. Ese inodoro no me pertenece.
Una vez quise convencer a una novia para que me masturbara en esa pieza. El piso estaba muy frío y eso me incomodaba. Creo que es un sentimiento común, ponerse determinados objetivos y creer que una vez alcanzados podremos estar satisfechos por un rato. Este era uno de esos objetivos inmediatos. Se nos ocurren en la misma situación, y justamente por su forma efímera, son más contundentes. No lo logré. Había algo que a ella también la perturbaba. Yo sí, unas cuantas. Pero siempre con distancia. Nunca una gran paja, en el baño de la pieza de atrás.

bp dijo...

el que sabe,
sabe