viernes

Rodeados

Al final no éramos los únicos: Puig es una especie de disfraz merodeador que asalta, intrépido, al despistado caminante. Me lo dijo un verdulero (envolvía las acelgas en una de esas notas que salieron a raíz de ese libro de Entropía, el de las cartas) y lo corroboré en mi compañero del delivery: deshojó La traición… para confeccionar una barrera entre su delgada campera y su remera de Intoxicados, para cuando anda en la Zanella. Y así. Si me pongo a buscar dónde andan mis libros de Puig seguro que encuentro cosas parecidas. Creo que mi ejemplar de Cae la noche…tiene en cada página una dirección y un teléfono: lo leí esa semana en que trabajé de remisero con el auto del negro Osa. El Negro me decía cuidameló (al auto) y yo sí, Negro, sí, y al final pasó lo de ese remisero o taxista, no me acuerdo, ese que tuvo el ataque de epilepsia, y me dio tanto miedo de que las pocas horas de sueño me llevaran a algo parecido que terminé de leer la novela, renuncié y me di cuenta de eso que todos ya saben, que Puig está en todas partes.

2 comentarios:

Sonia Budassi dijo...

Sí, no hay dudas, compañero: es como Dios (ups...esto del impulso...¿estoy sentando un precedente del cuál pueda arrepentirme?).

Anónimo dijo...

Como EL DIEGO!!!