En la feria de FyL organizada por Colectivo de izquierda el jueves pasado, vendimos Objetos Maravillosos, Ravonnes y, si la memoria no nos falla, algún La marca del milagro también.
Mea culpa:
perdí un cliente potencial comprador cuando ante su pregunta de cómo era tal libro respondí, al tun tun pero con amor: "Es un libro muy entretenido"
Nuestro potencial cliente-comprador-lector me miró con una mezcla de frustración y reproche, y me retrucó con que qué era eso, que cómo se podría definir lo entretenido al tiempo que arrojaba el librito desde una distancia corta, a la superficie del stand, una mesa de plástico redonda que trajo Félix y que una de las chicas organizadoras adornó con papel afiche color navidad, rojo y verde.
Y el cliente, jactancioso, agudo, ofuscado, soberbio, leonino, humillante se fue y logró hacerme sentir bastante estúpida, creo.
Cuando Félix volvió del baño le conté lo sucedido y nos quejamos de nuestras pocas dotes de vendedores pero entre los dos planeamos tener preparada, para la próxima, una buena frase, lo suficientemente ambigüa, de Deleuze y Guattarí.
(también pasaron más cosas, más editoriales, más lectores y escritores, cosas por las que estamos muy agradecidos de que nos hayan invitado, etc, etc )
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