sábado

Mochilas 76, misoginia y planes

Todavía no está definida la presentación de 76, pero ya vimos un par de lugares, vendimos un par de libros, jugamos a pensar el show, entramos en la inercia vital del libro en marcha, con mayor o menor ingenuidadde cofradía de lectores-escritores-editores trabajando con ganas.
El miércoles postié que íbamos a vender en otra presentación, "clandestinamente", dije, exagerada, refiriéndome a que no íbamos a exponer el libro pero sí a ofrecerlo directamente sacado de carteras, bolsos y mochilas Tamariscas, 76.
Pero cuando llegamos, fue la editora de Sudamericana y de, entre muchos otros libros, la antología que se presentaba ahí el miércoles pasado quien nos ofreció, trabajadora de la industria con el corazón bolchevique volcado a nuestras breves tiradas y estructura inexistente, ocupar un lugar en el espacio para venta, y quien intercedió para que podamos exponerlo junto a los del gran grupo Random House.
Alguien dijo, escribió y publicó, "esta chica glenda", porque pobre, no piensa que hay gente que está laburando cuando presenta un libro mientras los otros toman champaña y planean la revolución a escala playmobil granjero, en el patio de sus casas, mientras riegan las plantas reaccionarias de quienes los emplean.
Llamar a un hombre escritor por su nombre y apellido, pero a una editora por su nombre de pila sin decir siquiera cuál es su rol, su puesto, trabajo, etc ¿se llama machismo, misoginia, o simplemente malvada boludez?
Sea como sea, el periodismo es cada tanto veneno de cultivo para mediocridad gratuita y prejucio de pataleo espasmódico; que sigan sembrando híbridos tilingos; ellos, allá.
Nosotros hablamos con los otros de que el viernes está el Quinteto de la muerte en un lugar nuevo. Vamos a ir a escuchar y ver qué onda. Ah, y del miércoles, leímos algo más, de entre otras cosas, 76, Glenda Vieites y Félix Bruzzone:

(...)

"Música

Cuando llegué, operadores culturales de tiro corto, críticos literarios part-time, sociólogos insatisfechos y sobre todo narradores del palo disfrutaban pizza (abundante) con champán (escaso) y la música paraba para que Glenda Vieites –la editora más linda e inteligente del mundo– introdujera a Félix Bruzzone que leyó un texto de su autoría. Nadie les dio mucha bola. Estaba programado Leo Oyola, autor de la pieza dramática Tony Plana, incluida en el libro, pero una terrible gripe invernal lo retuvo en su casa. Bruzzone acaba de publicar en Editorial Tamarisco un libro de relatos o novela torsionada de título 76 y se lo veía, como casi siempre, más allá del bien y del mal. La gente quería música fuerte, tomar, encontrarse y charlar un rato."

completo acá


3 comentarios:

Anónimo dijo...

that's way too cool.

Anónimo dijo...

llamen al muchacho ese que escribe en ese diario de circulación inexistente para alguna antología sobre el resentimiento y seguro que se pone menos sarcástico

Anónimo dijo...

Me gustó el post.¿para cuando el observatorio de medios acedémico y de prensa cultural?