Si Fogwill
fue el “disertante” más lúcido
del encuentro de ayer
eso es sintomático de algo
lúcido no porque
haya atacado a los autores jóvenes
o dado a entender que los blogs
y la sociabilidad post 2001
son hijos de la necesidad
bebés de incubadora
huérfanos de
institucionalización
que van a “pelearse”
o a organizar encuentros en el Malba
apenas aparezca algún tres ambientes
sin expensas
entre Palermo y el Abasto
Puede que tenga razón.
En todo caso a él le gustaría que pase eso.
creo que Fogwill tiene
mucho resentimiento
porque las palmaditas en la espalda
le llegaron de viejo
y eso está bien
tanto el resentimiento como las palmaditas
de los viudos e hijos de Teodoro Adorno
que nunca,
casi nunca
tenía razón
Ayer había mucho público
y casi todos eran escritores
Como dijo un amigo
“todos esconden su obra”
No había nadie que no escondiese su obra.
Si el auditorio hubiese girado patas para arriba
El techo del MALBA se llenaba de obras
O mejor dicho Textos. Sólo Textos.
Y algunas tarjetas de crédito.
Pero eso es una cuestión del mercado y a nosotros no nos interesa.
También había varios poetas
pero de ellos
prefiero no hablar
Antes de entrar
parado en la puerta
hablé con un chico tucumano
que me preguntó
si tenía porro y qué película daban
Le dije que no y que no había película
Entonces me dijo que iba a ir a pegar una piedra
a Cerrito y Córdoba
No sabía como llegar.
Le dije que por lo general
los porteños tampoco saben
como llegar ni como irse
del Malba.
Le dije que, en una de esas,
podía tomarse el 130.
Fogwill también dijo
que las grandes cadenas vendían el 80% de los libros
que en el 76’ se juntaba con Aira, Perlongher y Lamborghini a charlar sobre la dictadura
que el desarrollo de las fuerzas productivas permitía imprimir libros mejores y más baratos que antes pero nadie podía asegurar una venta ni de 300 ejemplares
que Yavelsohn
o como mierda se escriba
es un delincuente
apañado por escritores ansiosos
por desembarcar
en las costas del mercado ibérico
que lo mejor de la literatura argentina actual
estaba en una antología que él había compilado hace como más de diez años
publicada en Chile
que las chicas que van a los encuentros de lectura son subnormales
incapaces de entender un libro de Peyceré
(Link le daba la razón, antes le había pasado billetes y todos nos reímos porque de verdad fue muy gracioso)
que Trotsky era un aristócrata y en el tren del Ejército Rojo llevaba un cocinero francés
(le faltó decir
que el cocinero era puto)
que todos los aspirantes a escritores trabajan en los medios
(supongo que por eso comprarán pocos libros, los consiguen gratis)
Los otros hablaron del formalismo ruso,
de Bürguer, de Puig, de los supuestos herederos de Puig y de Roland Baaaarthes
de la categoría de lo nuevo y de la vanguardia
como una avanzada
que retrocede (Piglia)
algunos, como dijo otro amigo y más allá de los refritos,
parecían comisarios de arte.
S. Hernaiz habló de la literatura post 2001.
De cambios en los modos de representación de lo social.
Fue interesante. Para discutir.
A la salida, Fogwill jugaba con un puntero láser.
Solo. Bajo la lluvia.