Hace un par de domingos, una porción de esta entrevista con Pedro Lemebel salió publicada en Cultura de Perfil. Autor de crónicas impresionantes -pocas de ellas fueron editadas en Argentina- y de una novela correcta, Tengo miedo torero, copia asumida de Puig y agotada hace rato. Violeta Gorodischer me prestó un par de libros que me faltaban; a esta altura, su obra circula más que nada en fotocopias. Hubo dos amagues -de Interzona y de Mondadori- para editar auí sus últimos libros, pero, no se sabe bien por qué, los intentos no terminaron bien.
Durante la dictadura de Pinochet Pedro Lemebel formó el colectivo de arte Las yeguas del apocalipsis. Todavía no incursionaba en la literatura pero dejaba en claro que su lugar era el de la incómoda provocación. Aunque los casilleros de la corrección social suelen ubicarlo en el lugar del freak, su obra (libros como Loco afán, Bésame otra vez forastero, Tengo miedo torero) es concebida desde un margen poco recorrido que increpa por igual, con tono rabioso, las crueles contradicciones de capitalismo y dictadura. El problema de género, campo de batalla política, se plantea entre dinámicos cruces culturales. Sus travestis no son glamorosas y pacatas estrellas de TV sino locas pobres, enfermas, atrapadas entre importados modelos de identidad y una realidad tercermundista. Los recorridos geográficos y sociales de sus libros ponen en conflicto la noción de centro y periferia, exceden la etiqueta fácil y lo colocan a él mismo en un campo de límites difusos; casi tensos. Sus crónicas de la marginalidad son potentes piezas literarias y agudos testimonios periodísticos que le dieron repercusión a su militancia y lo colocaron, al mismo tiempo, en la cima de los rankings de best sellers chilenos y en los programas de estudios de las Universidades latinoamericanas.
- ¿Qué sucede cuando un gesto transgresor como las performances de Las yeguas del apocalipsis se normaliza? ¿pierde efectividad?
-Hay algo de eso. Al llegar la democracia los mismos que nos aplaudían después nos vetaban del espacio cultural. Dejamos de ser las hermosas atrevidas y pasamos a ser dos bestias molestosas. Nunca lograron normalizarnos, neutralizarnos, incluso en la universidad de N.Y. declaramos que viejas y desdentadas igual mordíamos esa mano gringa que nos daba de comer. Nunca nos separamos realmente, la leyenda nos divorció sin despedidas. Los conceptuales de ese tiempo nunca nos invitaron a Buenos Aires. No cabíamos en su estética mezquina.
-¿Por qué fuiste ampliando las formas de intervención desde la performance a la literatura?
-Fue una sucesión continua, del tablao de la acción plástica a la radio y de ahí a las letras. Pero de alguna manera siempre fue la escritura. Las performances eran letras descalzas; analfabetos inflamados en estrellas de fuego, nombres falsos de bagatela luminosa, largas listas de nombres desaparecidos voceados en algún subterráneo de tortura, nuestra pioja biografía escrita a mano con faltas de orto-grafía. Hablamos por nuestro sexo y nuestro social popular.
-Hace un tiempo dijiste que la "crónica marucha" no compite con los géneros sacralizados....Sin embargo tus libros en Chile han llegado a ser best sellers. ¿A qué lo atribuís?
-Cuando dije crónica marucha no tenía claro de que hablaba. Sonaba bonito en el madrugar alcohólico. Y estos floreteos del lenguaje también me evitan dar explicaciones. Pero en rigor es cierto, la crónica me quedó como anillo anal y nupcial. También me puso más allá de los géneros en los cuales se baten a duelo los escritores de pluma clásica. Con respecto al best seller, los libros corren pirateados, alterados por la tinta clandestina. Aunque pierdo plata no me molesta.
-¿Por qué?
-Hace poco, caminando en la calle, me encuentro con una mujer que vendía mis libros pirateados en la vereda. "Yo soy el autor de estos libros", le dije con hidalga soberbia. "¿Usted es Lemebel?", me contestó asustada. "Sabe que no se vende nada…nada". Pensó que le iba a cobrar. "Es que lo queremos tanto, Pedrito". "No me quieran tanto, porque voy a terminar vendiendo al lado suyo", le dije entre risas. Me debo a esa calle, a esa mujer que panfletea mis letras bastardas.
-¿Tu configuración de artista marginal cambia al ser difundido por instituciones culturales clásicas y tener el lugar de "autoridad" que implica que te convoquen para una conferencia?
-En el margen eres fácil de fichar, estas ahí, más bien te colocan allí y te inmovilizan con esa piedad cristiana del pobrecito marica cronista. Me interesa más el clandestinaje, cruzar fronteras, sin que se sepa por dónde. "Cuando llega ya se ha ido", como dice Manu Chao. En esta conferencia (en el marco del Segundo Encuentro de Pensamiento Urbano) tampoco aspiro ser una voz letrada, autorizada... Igual, la máxima humildad se parece a la soberbia.
-¿El mercado banaliza los gestos políticos?
-La fiebre mercantil a veces produce otros comercios paralelos, incita la piratería, la copia no autorizada, el plagio, la reventa. Y quien nunca entro en una librería me encuentra a módico precio tirado en la vereda. Por eso la querida plebe me ubica más como personaje, en Planeta argentina no me quieren reeditar porque me encuentran muy local, como loca con "ele", te fijas.
-¿Por qué crees que la Academia le dio un lugar tan importante a tu obra, casi de inmediato?
-En las universidades me estudian con especulo académico, pero que le voy a hacer, a veces cae un algun estudiante admirador y nos trenzamos en una entrevista parecida a esta. Al final, le digo lujuriosa; apaga la grabadora y acercate mas.
-¿Qué lugar creés que ocupa tu obra en el campo literario latinoamericano?
-Me conocen más como personaje crónico, parece que no soy un producto exportable del Chile triunfal. Conozco a Bellatín en una situación ilegal, a Carlos Monsivais, al querido Echavarren, a Piglia por Beba en una cama de hotel, a la Moreno en noche de copas, a Diamela Eltit, al resto solo en revistas del faranduleo letrado.
-¿Ves la huella de tu obra en autores de las generaciones que te siguen? En Argentina, por ejemplo, Washington Cucurto te menciona como uno de sus referentes.
-Es bueno tener seguidores, siempre en mis presentaciones exijo un foco seguidor, te recorta de la sombra. Esa luz fluorencente te borra las ojeras. Cuando lei a Perlongher me trastorno, lo copie con dulce amargura, por eso es bueno tener ecos en otras mariquillas aspirantes a misses, después te sale tu propia ronquera de arrabal. A Cucu, claro que lo conosco, me ha publicado y valoro su proyecto cartonero que ahora lo hacen en Peru y Bolivia.
-En las últimas décadas, ¿viste algún cambio en el tratamiento de las clases marginales desde el poder o desde los discursos mediáticos? ¿Qué ocurre en específico con las travestis?
-En Chile ahora los pobres se hartan de electrodomesticos y se visten glamorosos en la ropa usada norteamericana. No parecemos pobres. Pero en los ojos nos sigue brillando la misma miseria, el mismo brillo triste que refulge obsceno con un mediatico resplandor.
-¿Cuál es tu lectura de que una mujer haya ganado las elecciones en Chile?
La presidenta establece un ansiado precedente, pero antes que ella Gladys Marin tambien se postulo a la presidencia con menos suerte. En su glorioso funeral, a lo Evita, vi llegar a Michell Bachelet algo marcial y con riguroso recato. Es la unica vez que la he visto de cerca. Pienso que le va a resultar difícil, la estan bombardeando con peticiones que a un hombre no se las habrian hecho con tanta violencia.
-¿Qué estás escribiendo ahora?
-Intento nuevamente la novela, mas bien la nouvelle como dicen los siuticos. Un libro corto de ciento cincuenta paginas, con cueva. Puede llamarse Malhecha no tiene amigas. Aunque aun esta fresca Adios Mariquita linda, que alla no conocen. Tampoco soy una coneja que saca un libro cada año. No estoy en esa maratón del sudor letrado.
*********
rom: Pedro Lemebel
To: sbudassi@perfil.com.ar)Sent: Tue, 22 Aug 2006 15:22:37 -0300Subject: RE: Martes
Querida dime si te llegaron las respuestas porfa mira que estoy super preocupado. En la pregunta final donde dice el nombre de l libro que estoy haciendo debe decir MALECHA , sin hache. Ojala te guste y ponele una foto linda. Ve tu las faltas ortograficas. Si tienes alguna duda o pregunta dimela hoy o calla para siempre
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
9 comentarios:
yo no puedo ser objetiva, intento pero no puedo.
en fin, muy buena la entrevista, me alegro!!
y el mail del final, sublime.
tenías que colorear la entrevista con ese mail?? mal gusto...
Che, entonces a lemebel tendría que publicarlo Tamarisco
El mail está buenísimo, no creo que tenga nada de mal gusto, anonimo. Viole, gracias por las flores subjetivas.
Acá, estoy subiendo las crónicas de Pedro Lemebel. Están La esquina es mi corazón y Zanjón de la Aguada (libros que no se consiguen en Argentina). Muy buena la entrevista. Saludos.
Gracias Matías. Ya habíamos estado chusmeando tu blog a Lemebel. Linkearemos.
Saludos!
no comparto eso de tengo miedo torero, si bien no es la "gran novela" me parece que vale por si sola y no como copia. Saludos a pedro.
guachaeditora.blogspot.com
Guacha Editora: Gracias por linkear la entrevista en tu blog. La novela está buena, y funciona. Pero es, claramente, una reescritura de Puig-quizá debí ponerlo en esos términos, concedo-; Lemebel lo dijo varias veces; y es bastante evidente.
mira he tratado de conseguirme la direccion electronica de pedro lemebel por cielo y tierra y aun no he podido.. tu crees que me la puedas enviar.. si fuece asi te agrdeceria demaciado.
atte. luis cerreño o.
viña del mar Chile
aqui te dejo mi mail si lo consiges.: nuncaselibrarandemi@hotmail.com
Publicar un comentario