domingo

El Quinteto, Ravonne y algunos euros frescos


Anteayer fui a ver al Quinteto. Estuvo muy bien (esta vez el que más brilló fue Funes), el Pachamama lleno de gente (por qué se van???), charla con bloggers a los que no conocía personalmente (luciérnaga, el rufián, karina chabat), cerveza, inesperado encuentro con amigo que compró el libro de Molina, fumar mucho y volver con el sueño acumulado durante la semana.
Hoy diálogo por MSN con Molleja, un amigo de la facultad que se fue a estudiar a Francia. Hace un par de semanas le mandé un PDF con Ravonne y él prometió que al encontrarnos me iba a hacer una reseña y a comprarme un par de libritos con sus euros sobrevaluados.

M: en el vuelo trmine d leer ravone
H: y??
M: pnse un par d cosas p la reseña q me pediste p tu blog
H: mirá q tiene que ser corta ehh
M: …
M: te cuento o no?
H: dale
H: TASS??
M: q onda el pibe?
H: grosso tiene angel… p mi le da un par de vueltas a puig
M: ah bueee…
H: posta es el unico q hace algo difernte con eso…
M: …????
M: igual m encanto
M: primera idea: la novela es igual que el porno, los cuerpos son imágenes los personajes son espejos
H: seee… sin funciones sin órganos
M: puede ser
M: el dspositivo es tipo los ojos d una mosca
M: q se revuelca en el engrudo, chicle, miel
M: tbién eso de romper la temporalidad, el syncro… situaciones q se rpiten …
H: whisky, vino, meo, vómito… y nieve la tele es eso
M: novela materialista, novela de amor
H: yo + bien la veia tipo tragedia
H: parodia d una tragedia
M: see
M: cdlaria ama a roberto pro lo necesita a Luis, ines tendría que amar a pablito pero ta enamorada de rbrto, roberto ama a los niños, pablito no ama a nadie y por eso es un niño feliz, luis necesita a candelaria y a ravonne y x eso sufre, mónica ama a la tele y con eso le alcanza… es lo q le pasa al amor cdo es imagen
H: si, el q la pasa mejor ahí es pablito
H: y ravonne no es un perverso… yo lo veo nostálgico
H: a monica la caga a ganchos cuando ve q no es una nena
M: yo tbién la pense con lo d madurar, crecer… son todos chicos, en el fondo son chicos q no saben q hacer con el sexo ... luis se disfraza p tocarle una teta a cdlaria
H: yo lo dl sexo lo veo + x el lado de lo animal… el sxo no existe
M: crpos son organos, devenir animal… prá boludo deleuze ya fue
M: hay algo con lo policial tbién
M: l imposibilidad d nrrar un crimen sn caer en el periodismo
M: “la ciudad es un público inocente y en el fondo todos son criminales, piensa Roberto y da la vuelta para ver, a lo lejos, la plaza vacía”
M: la plaza vacía
H: cualquiera lo de l plaza… l unico falta es q hbles de peron svampa
H: deja ls obsesions de lado
M: algo d eso hay… ta eso de la ciudad como set de tele y la historia como secuestro
M: el ciudadano el espectador
M: la tele los construye como si fuesen mogólicos
H: no pongas eso q van a dcir q sos facho
H: p vos cdo pierde roberto?
M: cdo dcide no buscar mas a la prima
H: sos un nostalgico
M: a ver cdo boludo
H: cdo se comiio el primer pibe… es cmo los animales y la carne hmana Roberto probo y no pudo parar
M: … no m convence el prblema no es la ley
H: l vas a escribir???
M: s mañana t la mando ahora m voy a comer

sábado

Hay para elegir


Acá solo una muestra de la fantástica noche...

¿ya tenés tu ejemplar?
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viernes

Post Presentación





Supongo que de a poco vamos a ir colgando las fotos de la presentación (en especial la de Urman junto a Linne, lechero autoconfeso) y, obvio, el video. Gracias totales a los invitados: a los que vinieron y a los que no pudieron llegar, a los que aplaudieron cuando no había sonido, a los que pedían autógrafos y preguntaban por Ravonne, a los que acosaron con preguntas a la misteriosa Valeria Undo, a los que al volver a casa, ebrios, se pusieron a desarmar juguetes, a los que tuvieron pesadillas con los ojos de un Urman en fondo verde o con papas fritas venenosas chorreadas de ketchup después del trailer, a Héctor Rodolfo Veira, a los que nos siguieron en el Polar Villa Crespo Tour hasta la pizzería, a los que más tarde llegaron a lo de Urman y a los que nos esperaban ahí…

Gracias.


Esta noche, algunos recuperados y otros no tanto, vamos a la despedida provisoria del Quinteto (Argañaraz 22, CC Pachamama, a las 21 hs.) .




lunes

Ravonne - Primera Hoja

I

A mí un morocho grandote me toca un pelo y miles de
mujeres contienen la respiración y de inmediato se ponen
a rezar por mi seguridad. Ni hablar ya de una buena
cachetada y de la vida que fluye a las mejillas y las lágrimas
de bronca y frustración a las tres de la tarde por esta
pobre estrella del drama abusada por un morocho grandote
que le pega y la engaña y ella sufre y todos la quieren
tanto que sufren con ella hasta tocar sus propias
mejillas con la palma de la mano, la superficie enrojecida,
y pensar pobre estrella abusada y acariciarse las mejillas,
mujeres que rezan por la seguridad de esta pobre,
pobre, pobre, pobre, pobre, pobre estrella del drama…

- Luis, ¿cuándo carajo me vas a sacar de todo esto para
darme un buen papel de telenovela?
- Calma, mujer de mi vida, no arranqués de vuelta, ¿no
hablamos ayer?
- Lo podemos hablar ayer, mañana y siempre que a mí no
me importa un carajo ¿Cuánto más tengo que esperar?
- Ya te dije. No hay buenas ofertas, y la gente ahora no te
quiere ver en dramas.

...

Por más, este miércoles 20 hs. en Casa Brandon, Luis María Drago 236.

martes

El golpe del knock-out


En la dulce espera de la presentación de Ravonne, un texto de Julián Urman.


Rodeado por la triste esencia de los recuerdos compartidos, Monzón recoge el brazo antes de, en un sólo movimiento trabajado durante años, estirarlo por completo para impactar sobre la mejilla de la mujer a la que todos llaman su mujer.
Quizá piensa en Alain Delon, o en Susana Gimenez; no tiene certeza de sus propios pensamientos: mientras completa el movimiento y presiente el resultado, su conciencia no se halla dentro del cerebro, sumergida en palabras, sino en la extremidad del brazo que termina en puño.
Saberse capaz de golpear sin ser golpeado no le produce a Monzón tanto placer como la efectividad del golpe, no amortiguado por el guante propio ni desviado al golpear un guante contrario, golpe de nudillos contra mandíbula –el espacio donde la mandíbula y el cráneo se unen, la zona preferida por los pugilistas profesionales-: el golpe del knock out.
Alain Delon y Susana Gimenez condenarían, a pesar de la perfección del golpe, el acto de violencia que el ex campeón del mundo ha generado en el ámbito de su vida privada. Ahora que vuelve a su cerebro, Monzón puede intuirlo, pero ellos, gente del espectáculo, no comprenden la necesidad de la violencia, y además, se trata de un momento íntimo con su mujer, y por tanto la opinion ajena –aún cuando se trate de dos grandes figuras- no es relevante.
El cuerpo de la mujer, no por propia voluntad, busca las sogas: como todo cuerpo, busca las sogas al momento de la caida en un gesto desordenado, ambos brazos flamean a los lados del cuerpo, y las rodillas semiflexionadas no distribuyen el peso en forma pareja sobre ambos pies, lo que hace que toda ella se desplace hacia atrás al tiempo que cae con destino incierto.
Monzón intuye que debería ayudarla, evitar que llegue tan lejos. La trayectoria de su mujer pronto la llevará a impactar contra la baranda del balcón y es posible, dada la inercia del movimiento, que al golpear continue hacia abajo. Por eso es aconsejable el ring, para que el daño infringido en uno y otro de los que pelean sólo provenga de los puños enfrentados.
Susana Gimenez es rubia; Alain Delon, francés. Los dos hacen películas y ganan buen dinero. El público paga por ver en el cine a dos personas que pretenden ser otras. Y Monzón mismo tuvo su paso por el cine, pero él hacía de Monzón. La gente también paga buen dinero por ver a Monzón. Susana Gimenez no es, en verdad, rubia. Monzón lo sabe. Pero Alain Delon sí es frances y sabe mucho de mujeres.
Las oportunidades de prevenir la catástrofe disminuyen. Monzón mantiene la guardia en alto. Quiere intervenir y a la vez no quiere: quizá no era su intención llegar tan lejos, pero no está seguro: quizá sí era su intención hacer precisamente lo que hizo ¿Y no es acaso más cruel intervenir la caida del contrario para extender la golpiza que permitirle el reparador descanso de la lona?
El cuerpo de su mujer, al impactar contra la baranda del balcón, inicia el movimiento acrobático que lo llevará a una inevitable caida libre. Deja tras de sí una sandalia, desprendida del pie izquierdo. Al seguir el arco descripto por el pie desnudo, el ex campeón nota la pequeñez de las uñas pintadas de rojo -la del meñique es apenas un punto en el espacio- hasta que ya no puede ver del cuerpo ni las uñas ni nada.
Por un instante, Monzón relaja los brazos y deja vagar la mirada en busca de algo impreciso. Descubre a un vecino que, en el edificio de enfrente, sostiene un vaso de algo que parece whisky. El vecino de pie, desde su balcón, contempla la inmovil figura del pugilista, a quien saluda con un movimiento corto del brazo libre. Monzón no responde al saludo, aunque la cortesía del gesto le infunde una sensación de calma. No devuelve el saludo porque no tiene tiempo: debe asomarse al balcón para divisar el cuerpo caido que al fin descubre, ahí abajo, en una posición que no parece del todo incómoda. En su mente comienza la cuenta final: uno, dos, tres, cuatro...


domingo

Lo que quedó afuera

Este epílogo quedó afuera de un cuento que escribí que se llama "Ellas" y que saldrá publicado más adelante en una antología:


Atado al respaldo de la cama del hotel Sidney, Roberto pide más. "Más fuerte, dale, más", le dice a su amante y cierra los ojos cuando ella, montada sobre él, le da cachetazos que lo estremecen. Después la mujer se acomoda y empieza a moverse despacio mientras pregunta "qué más querés". Roberto dice "lo de siempre" y entonces ella lo insulta, primero en voz baja, y luego subiendo el tono hasta casi gritar. "Puto de mierda, sorete, maricón", dice entre escupidas y gemidos de placer. Roberto suspira y mueve apenas los labios: "decime conchita". Pero la mujer no puede escucharlo porque ahora se mueve más rápido, se toca las tetas, sube y baja sobre él. "Decime conchita, por favor" grita entonces Roberto con un temblor en el cuerpo y ella, con voz entrecortada, dice lo que él quiere escuchar justo antes de llegar al orgasmo.
Al fin Roberto pide ser desatado. "¿Trajiste el consolador?", pregunta mientras se frota las muñecas lastimadas. La amante asiente y él se pone boca abajo. Con los ojos cerrados, se deja penetrar y piensa en lo que encontrará al llegar a su casa: los cuatro cuerpos tirados, la sangre seca manchando el suelo, la escalera. Siente los dedos de su amante acompañando el consolador, el plástico siliconado contra su piel. Piensa en los cajones abiertos y en la ropa desparramada como si alguien hubiera entrado a robar. La coartada perfecta. "¿Te gusta, conchita de mierda? ¿Te gusta así?", pregunta entre susurros la mujer. Roberto siente ahora el desgarro, la presión. "Sí", dice. "Me encanta, no parés", dice, y caen por sus mejillas lágrimas tibias de felicidad.

sábado

La viuda del ciclista

Letras en documenta escénicas
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libros de córdoba y buenos aires: poesía, narrativa, objetos,
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--

viernes

Endogamia y Gerontofobia

Algo así, como esto que dice Linne pero con otras palabras (obvio) había dicho Funes hace ¿un año? ¿un año y medio?, y algo así contestaba Burzi (editor de Los asesinos tímidos, gestor del GrupoAlejandría) en un coment o en un mail o en el post del mismo Funes. No lo recuerdo con exactitud.

Después de eso -o en simultáneo, corrijanme si me falla la memoria- Funes empezó con su multiple gestión: Los Mudos, el Quinteto, los tours de lectura, Editorial Funesiana, la edición de su libro de cuentos Papel parte uno, parte dos, y etc, etc, etc.

¿Un año? ¿Un año y medio? más tarde Linne retoma la cuestión.

¿Hay algo que aprender de todo esto?

¿O Linne estará realmente tramando algo?

Punk blog


Tiráte un título, Terranova





jueves

Me das miedo, Lucía

Era un día de semana, de noche. En mi casa, algunos amigos de la facultad tomaban vino mientras hablaban pestes de la academia norteamericana. Uno contó la anécdota de un profesor que se había ido a Stony Brook y los fines de semana, como no había nada que hacer, el plan era ir con la esposa a pasear por el Wall Mart. Después se divorciaron y él se mudó a vivir con dos mexicanos a la zona de latinos de New Jersey.
Entonces se me ocurrió leerles El Ignorante, de Terranova. Había poca luz y recité sin pausa, de manera bastante digna porque ya estaba al borde de la ebriedad.
Fue bastante fuerte. A partir de ahí muchos se lo bajaron, y alguno dijo que había que reescribirlo para Sociales.
Pero nadie se animó.

Acá va una parte de su último gran cuento en la antología de Mondadori:


"Buscamos un lugar alejado de la puerta. Era una terraza típica de edificio. Sucia, amplia, con sogas para tender la ropa y baldosas de color ladrillo. Ella me pidió que me subiera a una pared. Del otro lado no había nada y estábamos a cinco pisos de la calle. Las esposas hicieron un ruido seco cuando las cerró. Nos besamos y jugamos a desnudarnos. De repente, se escuchó un trueno. Vi nubes negras en el horizonte. Los rayos empezaron a caer primero lejos, después más cerca. Caían los rayos y después se oían los truenos y todo retumbaba. Empezó a llover. Primero unas gotas, pero enseguida ví como se formaba un charco inmenso alrededor de mi remera negra con el logo de Harley Davidson que había quedado tirada en el piso. En agua me empezó a correr por la cara.
Le pedí a Lucía que me soltara y sonrió.
- Te voy a dejar toda la noche acá -me dijo."


miércoles

Camino a la imprenta. 02


¡DESCARTADA!

Una vez más, el Sr. Ravonne dijo NO al presente diseño, porque no se veía lo suficiente la que Él supone "gran infraestructura" de su rotisería.


Editores del mundo, recomendamos: absténgase de tratar con personajes estelares venidos a menos, mucho más si son rotiseros. Y no nos vengan con que Gloria Estefan tiene su propio restauran.




lunes

Nieve

: parte blanda del frio.

miércoles

Grillo, la sociología, los prólogos

I.
Antes de que empiecen a circular lecturas, críticas, reseñas y comentarios anónimos (que a pesar de la mala leche siempre terminan siendo los mejores), quiero celebrar algunas cosas del prólogo de En Celo, la nueva compilación de cuentos sobre sexo a cargo de Diego Grillo Trubba para Mondadori. Pero antes, y por más que mi interés en este post no es asumir el papel entre odioso y patético de los escritores que defienden a sus compiladores/editores, tendría que aclarar que a Grillo lo conozco y de hecho me convocó para su próxima antología sobre casos policiales.


II.
Aprovecho para comentar un prólogo porque me interesa más que hacer balances sobre ficciones. Es que como lector tengo un criterio entre chirlo y gomoso, traicionero. Me gustan algunos best-sellers y a veces me gusta la world fiction, se llame Andahazi, Palahniuk (mejor) o Murakami, siempre y cuando no sean lo único. No me gusta lo pretencioso, el sentido común ni los escritores con demasiada autoconciencia de artistas, lo que de por sí los hace mediocres. Tampoco me importa mucho el canon, y mi lectura depende de qué otras cosas esté leyendo o escribiendo al mismo tiempo (la idea de vanguardia me parece pueril). A veces hablo mal de un libro, y el fin de semana siguiente se lo recomiendo a mi novia porque va a transformarle la relación con algo.

Y también me gustan los prólogos, de cualquier cosa. Pero el prólogo de Grillo me gustó más que casi todos.

III.
La operación es clara: Grillo no presenta un libro, presenta una colección. La colección tiene un antecedente directo, que es La Joven Guardia. Pero, como diría Levín, acá hay una trampa, la primera. Porque si bien LJG habilita el surgimiento de esta colección, Grillo se anima con algunos escritores inéditos o casi inéditos. Escritores que, abiertamente, subordinan su producción a un encargo temático hecho por el editor/compilador, y lo toman como un ejercicio lúdico que a su vez incluye al lector. Algo inexistente en LJG, una muy buena idea que como resultado produjo un buen libro que fue un éxito en ventas pese a varios cuentos olvidables. La segunda trampa tiene que ver con el sistema de referencias que Grillo utiliza: habla de Borges y de Cortázar como influencias narrativas, y de Freud, Henry Miller, Anais Nin y Bukowski como máquinas narrativas entreveradas con la sexualidad en tanto interrogación y punto de cruce entre lo público y lo privado. De esta manera, Grillo omite las dos principales referencias que en realidad cruzan al libro, y por qué no, a la colección: Manuel Puig como el fantasma – tótem de la nueva generación de escritores y la pornografía como modalidad enunciativa propia del susurro televisivo reconvertido en internet.

IV.
La tercer trampa tiene que ver con las dos primeras y, en cierta medida, las engloba. Se relaciona con eso de lo que habla Grillo cuando habla de literatura argentina en un sentido sociológico, plebeyo. La literatura no como una experiencia de encuentro con un sistema de textos leídos desde otro sistema de textos autorizados por una red de instituciones que detentan el monopolio legítimo de las interpretaciones, sino como una yuxtaposición de prácticas vitales, de sociabilidad y reordenamiento de los cuerpos que se actualizan cotidianamente produciendo formas de vida y de lenguaje más o menos mediadas por las diferentes superficies en las que se despliegan los textos siempre reconvertidos en objetos culturales. Creo que el libro se inscribe en esa tradición, lo que hace que la pregunta sobre si se trata de literatura para el mercado resulte idiota. Una tradición que se está inventando, y que ojalá logre que cada vez más gente lea, escriba, publique, discuta y se enamore de los libros.

Ahora, a leer los cuentos de la generación post (autónoma). Que prometen ser frescos, eróticos, perturbadores.

martes

El Diccionario sigue (a pedido)

La posta-posta, y la legal-deportiva, es pescar la trucha con mosca. Los que hacen trampa usan otras cosas. Mariano, hormiga negra. Lucas, ciempies y pasta frola. Diego, grillo y trufa.

-Y ese tal Terrasa tiene terrasa?
-Y... creo que si. En Madrid.
-Vive en Madrid?
-Asi dicen.
-Y publica su novela aca?
-Si, hay que aprovechar porque esta de visita en Buenos Aires, viste?
-Y como se llama esa novela?
-"La marca del milagro". Y va a venir de regalo un video con la final Instituto-Nueva Chicago, por el ascenso. Un partidazo, definicion por penales y todo.
-Esa es la que era de travestis, no?
-Dicen eso. Amor, futbol, travestis, mafias, algo de locos.
-Que, tambien es de locura?
-Y... si, de locura tambien.

domingo

Menú literario del Salvaje Cocinero

"Teniendo perfectamente claro que esta generación todavía tiene todo por escribir, acá tiro unas puntas desordenadas y ligadas exclusivamente a mis preferencias personales. (Si no les gusta la palabra “generación” en la frase anterior lean en su lugar la palabra “cebolla” o “repollo”. Para mí es igual.)"...

un tamarisco fuera de su habitat. sabados olvidables -01

Hombres de fluorescentes trajes naranja, tristes playmóviles temáticos con frío, se ofrecen a cuidar autos que nosotras no tenemos, un dorado gnomo gigante nos recibe en la esquina
(todo indica Palermo), la palabra clave como la fórmula de un hechizo y al fin estamos en la fiesta. Seguimos "retro", estamos "disco", “¿quién es el DJ?”, demasiado calor, demasiada gente, saludar a los conocidos se reduce a una sonrisa o a un gesto o a un grotesco intermedio (y está bien, quizá los conocidos merezcan sólo eso), tan difícil moverse y la barra tan lejos, me chocan, un asco ese trago sobre mi ropa (disculpas no), a Ana le dicen que se parece a no sé qué actriz fea, insultos al glamoroso andrógino estilo Miranda (más feo será él; y ¿yo tan hermosa?); terreno fácil de identificar: pantallas con animaciones, hombres atléticos pelo con gel, pantalones anchos azul oscuro, musculosa o camisitas adheridas al cuerpo, originales dibujos diseño exclusivo. Mis chicos estéticos pura pose de Palermo aunque algunos, incluso, saben hablar. Fértil campo de botellas de agua mineral fortificadas con hierro, los paisajes no emergen como en la publicidad. Y siempre habrá un cuarentón pelado aburrida expresión de borracho: insiste en invitarnos un trago; el “no gracias” no funciona, me salva este rubio que dice conocerme de algún lado que no puede recordar (desconcertar al enemigo: un camuflaje distinto cada vez. No soy un estereotipo, soy todos los estereotipos del mundo en una misma persona; tengo, como las buenas prostitutas, como las barbies, millones de variantes, soy todas las fantasías urbanas, una por vez; desde luego esto también incluye vestuario brillante, ropa exótica y pelucas de colores, pelo lacio o con rulos y tinturas que se decoloran al segundo lavado).

Al rato Ana tomó casi todo el trago (gratis en serio) del Pelado.
Pequeñas (pequeñísimas) victorias


(nadie cree, en el fondo, que en estas noches pueda pasar algo en verdad importante).

(...)