Hombres de fluorescentes trajes naranja, tristes playmóviles temáticos con frío, se ofrecen a cuidar autos que nosotras no tenemos, un dorado gnomo gigante nos recibe en la esquina
(todo indica Palermo), la palabra clave como la fórmula de un hechizo y al fin estamos en la fiesta. Seguimos "retro", estamos "disco", “¿quién es el DJ?”, demasiado calor, demasiada gente, saludar a los conocidos se reduce a una sonrisa o a un gesto o a un grotesco intermedio (y está bien, quizá los conocidos merezcan sólo eso), tan difícil moverse y la barra tan lejos, me chocan, un asco ese trago sobre mi ropa (disculpas no), a Ana le dicen que se parece a no sé qué actriz fea, insultos al glamoroso andrógino estilo Miranda (más feo será él; y ¿yo tan hermosa?); terreno fácil de identificar: pantallas con animaciones, hombres atléticos pelo con gel, pantalones anchos azul oscuro, musculosa o camisitas adheridas al cuerpo, originales dibujos diseño exclusivo. Mis chicos estéticos pura pose de Palermo aunque algunos, incluso, saben hablar. Fértil campo de botellas de agua mineral fortificadas con hierro, los paisajes no emergen como en la publicidad. Y siempre habrá un cuarentón pelado aburrida expresión de borracho: insiste en invitarnos un trago; el “no gracias” no funciona, me salva este rubio que dice conocerme de algún lado que no puede recordar (desconcertar al enemigo: un camuflaje distinto cada vez. No soy un estereotipo, soy todos los estereotipos del mundo en una misma persona; tengo, como las buenas prostitutas, como las barbies, millones de variantes, soy todas las fantasías urbanas, una por vez; desde luego esto también incluye vestuario brillante, ropa exótica y pelucas de colores, pelo lacio o con rulos y tinturas que se decoloran al segundo lavado).
Al rato Ana tomó casi todo el trago (gratis en serio) del Pelado.
Pequeñas (pequeñísimas) victorias
(nadie cree, en el fondo, que en estas noches pueda pasar algo en verdad importante).
(...)
Al rato Ana tomó casi todo el trago (gratis en serio) del Pelado.
Pequeñas (pequeñísimas) victorias
(nadie cree, en el fondo, que en estas noches pueda pasar algo en verdad importante).
(...)
3 comentarios:
me encantó el texto, la noche debería empezar a las 11 de la noche y terminar a las 3 mañana. Duhalde fue un visionario...
¡Eso Es! Aguente Duhalde, carajo!
eso es un post!
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