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Viernes alegría en el Rojas

viernes
Ravonne nao tem fin
Acá va la reseña de Marcelo López, publicada en la revista Los Asesinos Tímidos:
“Supe recibir en otras épocas el aplauso de grandes y de chicos. Supe ser jovial, aceptado felizmente…” Ravonne sueña en forma recurrente con el pasado, con reinsertarse y volver a ese lugar de felicidad que significaba la etapa en donde la gente lo saludaba y le palmeaba la espalda con fervor. Entonces, lo mejor es planear un regreso demoledor, y ¿qué mejor modo de regresar para una estrella que a través de un escándalo que le otorgue nueva fuerza a su carrera? Ravonne lo sabe y acepta las reglas del juego. Pero, allí está trampa y él ha caído en ella.
Pero, vamos un paso más allá de la historia. Ravonne tiene la estructura de mundos paralelos, mundos que llegan a nosotros de una manera fragmentaria, con una diversidad de hechos que, en distintas latitudes –no muy lejanas unas de otras, vale aclarar-, suceden a un mismo instante determinado. Urman utiliza constantemente los saltos temporales, espaciales y las elipsis, pero sobre todo, el autor parece intentar decirnos que no hay historia completa o, mejor dicho, que la historia no es posible contarla de manera lineal. La vida misma no es unívoca, y Urman lo sabe.
En todo caso, serviría de algo el concepto de Carlo Ginzburg sobre la microhistoria: acá lo importante no es la vida de Ravonne –no lo único importante- sino que es más importante las pequeñas telarañas que se van tejiendo alrededor del ex astro televisivo y que funcionan como un mecanismo de relojería para que este caiga en aquel destino impuesto. Son los pequeños fragmentos de espejos rotos los que dan una idea general de lo que sucede en la novela, un rompecabezas que no logra ser nunca igual que antes. Su devolución es, como dije antes, fragmentaria, pero además absurda y por momentos esperpéntica. Y ese es el acierto de la opera prima de Julián Urman.
Nada, absolutamente nada, es como debería ser en la vida de Ravonne: ni su regreso a la pantalla chica, ni el presente amoroso. Cada instante lo acerca más al abismo y va destruyendo el piso sobre el que acaba de dar un nuevo paso. La fama tiene un precio que es demasiado alto de pagar para algunas personas y Ravonne ya no cuenta con el capital necesario para trocar ese presente en felicidad. Para finalizar, una imagen: el paratexto con la señal de ajuste clásica de los canales de aire a la madrugada, mientras el tiempo de espera se prolonga hasta que algo vuelva a suceder, la vuelta a la pantalla de la imagen móvil que nos da un momento de relax mental, de confianza plena con lo que vemos, porque si algo queremos es ser engañados por aquello que la televisión nos muestra y enseña. La postal de un hombre sentado, de frente a la pantalla con las manos apoyadas sobre las rodillas, eternamente esperando el destello que lo devuelva a la felicidad. Ese es Ravonne, el hombre que con paciencia espera que la imagen sea a semejanza suya, para señalarse con el dedo –y dejarse señalar por el otro, el que mira desde la pantalla- con una sonrisa amarga, pero sonrisa, al fin y al cabo.
jueves
miércoles
Simple, tamarisco y urbano

Ayudaba el silencio del tránsito. Se lee de un tirón, son unas cuarenta páginas veloces.
Una linda historia. Por fin alguien se anima a contar una linda historia, ni más ni menos.
Cerré el libro. Recién entonces me di cuenta de que en la calle había una embotellamiento de locos. Que el resto de los que esperaban el colectivo estaba hasta las bolas de bocinazos y alarmas de los garages." TEXTO COMPLETO DE PATRICIO ZUNINI ACÁ
Colección Los Simples de Tamarisco:
(próximamente, disponibles gratis en la web)
Oxidado-Leo Oyola
El día que Perla voló-Celia Dosio
El pelo de la Virgen-Federico Falco
martes
Nuevas Librerías para La Marca

lunes
Quince Años

Una de las cosas que nunca voy a dejar de agradecerle a mi padre es que me haya hecho jugar al rugby. Ese no había sido un buen año para mí y en los únicos momentos en que la pasaba bien era durante los partidos. La carrera que había elegido no terminaba de convencerme y Mercedes, mi mejor amiga, se había ido a Alemania dispuesta a convertirse en artista visual a cualquier precio. Decía que acá todo llegaba tarde y que para colmo el circuito era muy reducido y la asfixiaba. A mi madre, que ya estaba enferma, la veía una o dos veces por mes. Cuando le conté que había empezado a entrenar con la primera me regaló el auto y me pidió que por favor tratase de ocuparme de Sabrina, mi hermana menor. Mi madre iba a internarse en poco tiempo, y a mi padre no le importaba nada.
Justo en dos semanas era la fiesta de quince de Sabrina y se me ocurrió hacerle un regalo especial para mejorar la relación, pero no tenía idea de lo que podía llegar a interesarle. La veía como un exponente más de las que habían sido mis compañeras del colegio secundario, chicas de country que ahora ya tenían hijos y seguían viviendo de sus padres. Una tarde, cuando calculé que estaba en el colegio, pasé por el departamento donde vivían con papá y aproveché para meterme en su habitación. Lo único interesante que encontré fueron unas fotos recortadas de diarios que había debajo del vidrio de su escritorio. Fotos viejas de la reina de Inglaterra. De Máxima por las calles de Rotterdam. Fotos del funeral de Lady Di.
Unos días después llamé a Sabrina a su celular y le dije que mi regalo para sus quince años iba a ser un retrato a cargo de un pintor joven muy importante que Mercedes me había recomendado. Tenía que empezar a pensar cómo iba a peinarse, qué se iba a poner, y el lugar donde iba a colgar el cuadro una vez que estuviera terminado. No parecía muy entusiasmada, pero igual me dio las gracias. Nos quedamos callados y cortamos.
El día de la fiesta hacía mucho frío y entre los invitados encontré a un chico que jugaba en mi mismo club. Le decían el Indio, era wing en menores de diecinueve y nos habíamos besado alguna vez. Yo tenía su número. Le mandé un mensaje de texto donde puse que si tenía ganas en cinco minutos lo esperaba en el baño que había afuera, en el jardín. Debía faltar por lo menos media hora hasta que Sabrina bajase a saludar a todo el mundo. El Indio me contestó rápido. Una vez que lo vi salir esperé un rato y fui a encontrarme con él.
Fumaba un cigarrillo apoyado contra el vanitory. Me acerqué, lo agarré de la corbata y empecé a ajustársela. El inclinó la cabeza hacia atrás con una sonrisa. Tiré más. La sonrisa se desarmó y tuvo que abrir la boca para tomar aire. Después le saqué el cigarrillo de las manos, lo apagué en el suelo y nos empezamos a besar. Me desabrochó la hebilla del cinturón. Había un solo cubículo y abrimos la puerta. Arrodillada frente al inodoro, con miles de dólares en satén desparramados sobre el piso de mármol, Sabrina se metía los dedos en la boca y vomitaba.
Al terminar se dio vuelta, y sin mirarnos a los ojos ni tirar la cadena se enjuagó las manos y salió. La vimos alejarse.
Parecía que flotaba sobre el césped.
Parecía una princesa.
(texto publicado en al revista Ñ)
jueves
La Marca del Milagro fue presentada asi...
martes
¡no te olvidamos, Ravonne, el mundo te reseña!
Autor: Julián Urman
Novela
208 páginas.
Editorial Tamarisco
Buenos Aires, 2007
A menudo la discusión entre ficción y realidad se instala en la televisión, un medio de comunicación que brinda distintos ámbitos para el debate según el target del consumidor. Si este dispone de cable tal vez el control remoto lo ubique en algún programa de tinte cultural, cuyos protagonistas discuten alrededor de una mesa y acompañados de un potus artificial. Pero cuando las posibilidades se reducen a las emisoras de aire se enfrenta a una utopía. Ravonne, la novela de Julián Urman que publicó editorial Tamarisco, no analiza a los medios sino que imagina la vida de los protagonistas de la caja boba con sus miserias y una cuota de divismo tan necesario en el mundo del espectáculo. El autor indaga cuál sería el límite de las estrellas para mantener un lugar entre los famosos, aun a costa de convertir sus vidas en el argumento de una telenovela. Así tendrían el rating para mantenerse en el firmamento televisivo y, de paso, alimentarían el morbo del público. Negocio redondo y nuevo contrato con varios ceros. Roberto Ravonne es un ídolo caído en desgracia que sería un bocatto di cardinale para la carroña chimentera y segura tapa de Pronto y Papparazzi. Urman describe cómo sus personajes se comen unos a otros en una suerte de antropofagia farandulera, no exenta de toques de humor e ironía, con ganadores y perdedores porque así en la selva como en la tele, el monito nunca se come al león.
Por Marcelo Massarino
lunes
Otro programa de martes
Los lectores invitados son: Galileo Bodoc, Sonia Budassi y Esther Cross.
Cucuza & Cía. van a amenizar la presentación con música en vivo.
Además, vamos a sortear revistas y libros, muchos libros, que abajo ennumeramos.
Los esperamos en Bartolomeo, (Bartolomé Mitre 1525) a las 21 horas. La entrada es libre y gratuita.
viernes
jueves
Lo que viene, lo que viene (el regreso del jedi)
Objetos Maravillosos. En breve.
martes
Avisos Parroquiales - 3 joyas recientes

En el Pacha, Terra, Linne y Pavón.

Y para no perder la costumbre, la nueva joya de la NANANA (el domingo, con Terra, acordamos el primer volumen de la serie didáctica de Tamarisco, una hippeada de cultura).
lunes
versiones de un viernes 2

Hemos presentado a gente linda y obras idem:
La marca del milagro, grosa novela de Damián Terrasa
Los Simples de Tamarisco
(bellos relatos en edición limitada)
Celia Dosio, con El día que Perla Voló
Leo Oyola, con Oxidado
Federico Falco, con El pelo de la Virgen.
Todo, todo eso, el autor viajado de Madrid, el otro de la república de Córdoba y el resto de los mortales, dieron lugar a relatos varios y viva música a cargo de los talentosos mega buena onda Pandolfelli y el Rusi, dúo adquisición tamarisca.
* El tigre cree
"Hermanos: la paz esté con vosotros.
Estamos aquí reunidos, en esta humilde morada del Señor conocida como La Ratonera, para celebrar un acto de fe.
Cuatro forajidos.
Cuatro.
Utilizando sus mejores armas para pelear por algo en lo que creen.
Cuatro forajidos.
Cuatro.
Que adoptaron la identidad de una criatura de Dios.
El alma de ese arbusto. El Tamarisco. Y de él, su simpleza, y la parte más jodida de cumplir, la resistencia.
La resistencia. El aguante.
Y la fe. Creer.
Anchos bravos si los hay.
Bueno: estos cuatro forajidos.
Cuatro.
Definitivamente creen.
Se tienen fe.
Por algo en primera instancia…
Estos cuatro forajidos.
Cuatro.
Son escritores.
Como los otros cuatro forajidos.
A los que han editado" (...). (Sigue acá. Texto actuado/leído por Oyola)

*Linne croniquea, elogia a Terrasa, a Oyola, a Dosio y Falco y saca alguna que otra conclusión importante
"...muy perspicaz en su borrachera, me señaló que tenía manchada con vino toda la remera (no lo había notado pero no fue el comentario más alentador de la noche: ahora que lo pienso, quizás me manché inconcientemente en la ratonera, para tener pruebas fehacientes de que los tamariscos pusieron vino de onda"
*Morfes escribe la fiesta cínica
"El viernes: fiesta. El entrañable Terrasa con el Yuyo telonearon a una banda que se colgaba del hype-regreso-de-soda-stereo. Celia reinventó los 90. Falco en medio de dardos venenosos dijo algo que yo venía escuchando hace un par de años.
Mucha plegaria.
Mucho vino.
Oyola con ropa de clérigo pronunció un salmo sobre los 7 magníficos. Peleas como siempre. Mucho resentimiento. En eso tomamos de más. Hicimos cosas que no se perdonan; como siempre pero esta vez todos en el mismo lado. Algunos se salvaron de la rosca. Nos divertimos. Peleamos. Faltó que Henry Simms dijera unas palabras. Bendícenos década sin rock."
(La F de Fiesta, acá)
*Terrasa manda mail, incluye una foto que, es una pena, no lo muestra a él mismo
(mientras los Simples se agotan, en una semana, la Marca del Milagro en librerías/gracias a todos por venir, acompañar, ayudar, hacer con nosotros la buena acción del día -eso deberia decirlo Oyola disfrazado de cura.
Gracias De veras.)
domingo
Nobleza obliga
viernes
jueves
Lo que quedó de los Mudos / Lo que viene
“Los felicito, les quedaron muy bien. ¿Qué son, tarjetas?”
(el tipo del bar donde se manufacturaron los simples)
“Los simples de Tamarisco son una gran idea. Tienen lo mejor de las antologías, y dejan de lado lo peor”
(Federico Levín)
“No lo puedo creer, Levín nos está elogiando”
(Sonia)
“A un pibito de dieciséis años yo quiero hacerlo volar”
(Richard Romero)
“¿Querés leer algo en mi cumpleaños?“
(Linne, a cualquiera que le convidaba cerveza)
“Esto es un desastre. Invité a todo el mundo a leer. No da”
(Linne, media hora más tarde)
“- Martina me cortó el pelo (Ariel Dedalus)
- …
- te hace más joven (h tamarisco)”
“En Madrid no hay lugares como este”
(Terrasa)
“Hasta hoy, lo único que había ganado en los sorteos de Funes fue una revista de circulación gratuita”
(h tamarisco)
“Pandolfelli está arreglado”
(todo el mundo, tras verlo ganar su vigésimo cuarto sorteo)
“¿Cómo es la Ratonera?
Está bueno, es grande. Vi las fotos por internet”
(Diálogo entre Leo Oyola y una joven editora)
“- Mirá, ese es Martín Brauer
- Hay que publicarle el blog”
(diálogo entre dos jóvenes editores)
“Terrasa lee muy bien. Parece alemán”
(Levín)
“- Molina, que tenés en la cabeza. Estás re ochentoso
- Estaba abierta la ventana del bondi”
(Romero y Molina, a su llegada)