En el texto Ay, mi estimado señor, Vila Matas habla de rechazos editoriales conocidos (es decir, de autores hoy conocidos) y de los otros.
Así dice una revista china: “Hemos leído con indescriptible entusiasmo su manuscrito. Si lo publicamos, será imposible para nosotros publicar cualquier trabajo de menor nivel. Y como es impensable que en los próximos mil años veamos algo que supere al suyo, nos vemos obligados, por nuestra desgracia, a devolverle su divina composición y a rogarle mil veces que pase por alto nuestra miopía y timidez”
Con esto me despido, compañeros, por unos días. ¡Salud a los escritores y editores del mundo tamarisco! (Lean lindo sin mí)
3 comentarios:
Estimadas hojas.
Leí tras un tiempo prundente el libro compilación. Por supuesto evité el negoción de la ciudad de la torre giratoria. Hay unas conferencias de borges en harvard donde el viejo pelotudo dice que la novela es un genero en vías de desaparición. Por qué no decir lo mismo del cuento. Dos comparaciones son pertinentes. Una la relación sexual efímera. El saber que lo que termina termina en ese breve periodo y no se va a dar otra vez. Salvo en el intento de perseguir un autor que vuelve a repetir lo inesperado ya con un sabor de ya conocido. Deuxieme la paja. Claro hay mejores y peores. Pero al final, la sensación es similar, descarga, fantasia, termina bien, sin riesgos. Esta última es sin dudas la correspondiente. Sin atreverme a suponer un augurio. Saludo.
hola runquinador, se lo extrañaba por acá!
Sonia volvé te extrañamos!!!
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