miércoles

Se dice de él


Es un acto real, que bajo cualquier perspectiva hermenéutica, no tiene perspectivas de ser considerado como falso. VARADERO Y HABANA MARAVILLOSA ya se está leyendo, ya está circula y bien por las barrabasadas lúcidas de la crítica twittera más aspera, culta, exigente y picantita, por las playas sureñas y hasta por los blogs que se animan a la reseña. Con esto último me refiero al Gordo Gostanian, que ha escrito, sobre lo que Vanoli ha escrito sus instrucciones para leer:

"La teoría de Clifford Geertz respecto al rol del antropólogo/etnógrafo como investigador de la res política es esencial. Recomiéndese su lectura preliminar a la hora de tratar uno de los temas centrales de Varadero y Habana Maravillosa: el abismo hermenéutico —la imposibilidad cognitiva— entre lo comunitario y lo particular. Línea de sentido, estimado Mavrakis, suficiente para trazar una lectura rectora de los cuatro cuentos. En el futuro de Vanoli —ese futuro precario y horroroso, por razones políticas—, lo comunitario es el escándalo de la Razón.

La Razón busca inexorablemente la racionalización utilitaria del vínculo —en la protesta política colectiva, por ejemplo: ese fantasma que sobrevuela el post-Apocalipsis—. Sin embargo, lo vinculante —el lazo colectivo: la experiencia en sí, estimado Mavrakis— sucede bajo el imperio de lo espasmódico. A través de un parámetro elemental: el espectáculo.
Saludo a Zapatilla, a Nahuel y a Eduardo, que recién llegan, y cuando me doy vuelta veo que Mabel también se acercó a Santiago y le regala un disco envuelto en un sobre de lunares verdes y una cruz pintada en marcador negro. Los miro desde donde estoy, hasta que Dolores me hace una seña de que ella y Santiago se van.
A la sombra de una omnipresente voluntad política, los vínculos, en Varadero y Habana Maravillosa, ocurren precipitadamente; es decir, sin control. He ahí, estimado Mavrakis, una lectura política in toto de Varadero y Habana Maravillosa. Una lectura acerca de lo que, en términos menos sofisticados —la sofisticación tal vez no sea patrimonio de la sociología— podría llamarse el tejido social desgarrado."
SIGUE y vale la pena seguir

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